RANKO ZERAVICA EMPRENDE SU ÚLTIMO VIAJE, PERO DEJA SU MOCHILA DE ENSEñANZAS
Campeón olímpico con Yugoslavia en Moscú 1980, el técnico serbio fallecía el jueves a los 85 años y una vida entregada a la pedagogía del «kosarka». Lúcido casi hasta el último momento y entregado a su pasión, los alumnos veneran a su maestro en el momento de su adiós.

El 29 de octubre de 2015 fue un mal día para el baloncesto europeo, en especial para la antigua Yugoslavia. Dos de sus principales iconos, Boris Kristancic y Ranko Zeravica fallecían después de una existencia completa al servicio del kosarka, su pasión y su vida. El baloncesto en Eslovenia tuvo en Kristancic su principal valedor, pero la influencia de Ranko Zeravica, fallecido a los 85 años, es aún mayor, puesto que no tiene fronteras. Aquejado de problemas de corazón, Zeravica tuvo que ser operado en 2009. En febrero de este mismo año, volvió a ser hospitalizado a causa de otro ataque cardíaco.
«Ranko ha hecho muchas más cosas por nuestro baloncesto que nadie», explicaba Boza Maljkovic en el libro «Sueños robados. El baloncesto yugoslavo», escrito por Juanan Hinojo. «Él tenía una mochila y viajaba constantemente. Educaba mucho a los profesores en los colegios. Hacía seminarios cada año. Y viajaba: a Croacia, a Macedonia, a Montenegro...», añadía el técnico de Otacec, ayudante de Zeravica en el Estrella Roja de Belgrado durante tres años.
Maestro de los fundamentos
«Para mí, era fundamental perfeccionar las capacidades técnicas de los jugadores y desarrollar su conocimiento de juego. Que no esperasen el bloqueo, saber dónde se puede jugar, entender por qué se hacen las cosas, explicárselo... Conocer el baloncesto, en suma. No le has de decir a tus jugadores lo que tienen que hacer, sino por qué lo tienen que hacer», resumía el propio Zeravica su filosofía de juego en «Sueños robados...».
«Zeravica y el ‘Profesor’ Aza Nikolic fueron los primeros en introducir en el baloncesto el concepto de ‘táctica individual’», declaraba Juanan Hinojo a este periódico. «Zeravica era, sobre todo, un entrenador de fundamentos», comentaba Sergio Scariolo. En el mismo libro, Boza Maljkovic añadía que «era el mejor para formar jugadores, aprendían a sufrir con él. Si yo hoy tuviera un hijo, y con eso lo digo todo, y tuviese talento para el baloncesto, sin duda se lo llevaría a Ranko para que lo entrenase. Era muy duro, pero enseñaba muy muy bien los fundamentos».
El preparador serbio entrenó al Partizan, Estrella Roja y Split; al Barcelona entre 1974 y 1976 y al CAI Zaragoza en los 80, al Conservas Daroca –vinculado al CAI en Primera División en la campaña 1990/91– y de forma interina en la campaña 2002/03, así como al Napoli. Asimismo, realizó un incansable trabajo «con la mochila a cuestas» en Argentina. De hecho, ejerció de asesor de la albiceleste para preparar el Mundial de Argentina 1990, e incluso para preparar los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, evento al que Argentina, en plena dictadura militar de Videla, no asistió tras el boicot a la URSS tras la invasión de Afganistán de esta.
«Además –añade Juanan Hinojo–, la Federación Yugoslava le pidió a Zeravica que asumiera el banquillo de la selección, después del fracaso del Eurobasket de Turín 1979. Podría decir que Zeravica es uno de los cinco nombres más importantes del baloncesto en Europa. Digo cinco por poner una cifra, pero lo cierto es que no me saldrían cuatro nombres más importantes que él».
Y eso que su palmarés, por número de títulos, no es el más extenso. A nivel de clubes, la Copa Korac conquistada en 1978 y la Liga Yugoslava de 1996, ambas logradas con el Partizan, fueron sus principales logros –así como la Copa Femenina que, en 1990, conquistaba el Banco Zaragozano, equipo entrenado por su esposa Zaga, con la asesoría del propio Ranko–, aunque sus mayores éxitos en competición los lograría al frente de diversas selecciones de Yugoslavia: la medalla de oro en el Mundial de Ljubljana en 1970, logro que encendió la fiebre por el kosarka en el extinto país, así como el oro olímpico de Moscú 1980 fueron sus mayores hitos. También fue el seleccionador que ganó la plata en los Juegos de México 1968, en el Mundial de Montevideo 1967, y en los Europeos de Italia 1969 y Alemania 1971. Su palmarés se completa con el bronce del Mundial de Cali 1982.
El propio Hinojo apunta que «lo que contaba Maljkovic sobre la mochila de Zeravica era cierto. Tal vez ahora cada vez se sea menos consciente de su influencia, pero por ejemplo, el trabajo de cantera en la Penya de Miquel Nolis, Josep María Margall o antaño Alfred Julbe, está conscientemente influenciado por las enseñanzas de Ranko Zeravica, sobre todo debido a la estancia de Nolis en el Barça en el período de Ranko allá. Jugadores del Joventut de la década de los 90 y hasta Rudy Fernández, beben de esa influencia».
En ese sentido, Hinojo trasladaba las dudas del legendario entrenador acerca del trabajo de fundamentos de la actualidad. «La forma de juego del baloncesto de formación cada vez se parece más al profesional, en el que más allá de la táctica individual, prima la colectiva. Por ejemplo, Zeravica era totalmente contrario a la idea actual de buscar tapar las carencias del jugador; buscaba que afloraran para poder trabajar en ellas».
Ingenioso y siempre al día
«Desde que llegamos a su casa y pusimos la grabadora en marcha, tuvimos como seis horas de entrevista», evoca Juanan Hinojo, que entrevistó a Zeravica en Zaragoza para realizar su obra magna.
«Era el año 2010, y con más de 80 años Zeravica no solo es que fuera muy didáctico, y de una mente muy ágil. Se trataba de un hombre con chispa, con mucho ingenio. Le hice 70 preguntas, o más, y las respondió todas; razonaba a todos los matices que yo le quisiera introducir... Al final del cuestionario me preguntó: ‘¿qué, no te quedan más preguntas?’. Tenía, como Aza Nikolic, una percepción muy pedagógica del baloncesto. Pero no solo se trataba de eso, es que enlazaba temas de jugadores y situaciones de juego del baloncesto de los años 70 con el juego de la actualidad, así en en el mundo FIBA como en la NBA. Seguía el baloncesto de todo el mundo desde múltiples canales de televisión. Estaba muy al día y además asistía a clínics, a entrenamientos de categoría cadete en Zaragoza...», explica, admirado.
Fernando Arcega, exjugador del CAI a las órdenes de Zeravica, ahondaba a Efe que «lo más destacable era la profundidad como persona que tenía y el conocimiento profundo de la manera de ser de cada jugador, y de lo que necesitaba o podía pensar en ese momento. Ha sido un profesor», apuntaba.
«Ranko, con su gesto didáctico, su proceder cercano, su pasión por los fundamentos técnicos. ¡Tantos le debemos tanto!», escribía Alfred Julbe en su cuenta de twitter. Ranko Zeravica emprende su último viaje. Ahora son sus sucesores quienes deben agarrar su mochila y continuar su camino.

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