El Eibar llega a Anoeta con dos derrotas consecutivas a sus espaldas. Curiosamente, la más importante –a fin de cuentas los puntos de la permanencia suponen el principal objetivo– pasará al capítulo de anécdotas, mientras la más irrelevante, en lo que respecta a las metas azulgranas, ha causado gran escozor. Y es que, más allá de complicarle la clasificación copera, el encuentro que disputó el pasado jueves en Ponferrada ha dejado muy malas sensaciones.

José Luis Mendilibar fue el primero en reconocer que su equipo ni siquiera compitió en El Toralín, donde le faltó juego, tensión, ritmo..., de todo. Peor aún, admitió que las derrotas «pueden generar dudas». Pero también puede verse el vaso medio lleno. «Si nos metemos en la cabeza que tenemos que jugar siempre a tope para poder ganar, nos vendrá bien haber perdido este partido», aseguró el vizcaino, que puede encontrar en el derbi el mejor antídoto contra la pérdida de identidad que sufrió su equipo el jueves.

Lo hará con un equipo mucho más parecido al que se enfrentóal Real Madrid. Aunque con una baja trascendente, la de Gonzalo Escalante, que cumple sanción. Adrián ocupará su vacante. Atrás, es previsible que Juncà y Pantic recuperen plaza, aunque los problemas físicos de Dos Santos podrían permitir a Ramis mantenerse en el equipo. Más dudas hay arriba. Keko y Enrich tienen su hueco asegurado. Borja Bastón, con problemas físicos en las últimas semanas pero de vuelta en la convocatoria, Inui, Verdi y Saúl pelearán por los otros tres puestos.

Ambiente

El Eibar no estará solo en Donostia, donde se espera a más de 1.500 aficionados, aunque no todos irán a Anoeta. La mayoría se desplazará en tres trenes especiales, que parten a primera hora de la mañana. Una vez en Donostia, habrá kalejira y un buen programa de actos, organizados por la peña «Urko taldea».