GARA
ALPINISMO

Txikon espera ya una nueva opción en el campo base

La expedición tiene equipada la ruta del Nanga Parbat hasta el Campo 3 ynecesita una ventana de buen tiempo para poder culminar el trabajo.

Alex Txikon espera en el campo base una ventana de buen tiempo, que en principio tardará, para atacar la cima del Nanga Parbat (8.126 metros), después de que los tres escaladores que conforman la expedición –el pakistaní Ali 'Sadpara' y el italiano Daniele Nardi son los otros dos– regresaran el domingo al campo base tras establecer un depósito en el Campo 3 (a 6.700 metros) y pasar noche en el Campo 2.

Txikon y sus dos compañeros han equipado ya la ruta con cuerdas fijas hasta el campo 3, y no prevén equipar más ya que estiman que a partir de ahí no la van a necesitar. Han pasado 25 días ya desde que el equipo llegó al campo base, y en este tiempo ha equipado los tramos más técnicos de la ruta Kinshofer, hasta su C3: los 900 metros helados del corredor empinado que va desde los 5.100 metros hasta la base del muro Kinshofer (6.000 m.); el mismo bastión rocoso que hace las veces de puerta para el C2 (6.100 m.), y los siete largos de hielo vivo (unos 25-30 metros) que van desde los 6.500 m. a los 6.700 m. entre el C2 y el C3.

Con las líneas listas (a tramos, líneas dobles), con la ruta equipada hasta el C3, con suficiente material (comida, gas) allí arriba y habiendo pasado varias noches en altura, la cordada se muestra satisfecha con el trabajo realizado y se siente preparada para lanzar el ataque definitivo a la cumbre en cuanto el tiempo se lo permita.

«Si las condiciones no varían, según pudimos observar desde el C3, desde esos 6.700 m. hasta la cima no va a ser necesario equipar», explicaba Txikon en declaraciones facilitadas por su equipo de apoyo. «La ruta nos la sabemos de memoria, tenemos memorizado con cuántos metros de cuerda y con qué cuerda contamos en cada tramo. Está más que preparada para el ataque a cumbre. Ahora solo necesitamos un poco de suerte con el tiempo; que nos dé una oportunidad», comentaba el alpinista, al que ahora le toca «esperar y cruzar los dedos» para que las condiciones no se compliquen.