Curro VELÁZQUEZ-GAZTELU
FLAMENCO

Proximidad entre el flamenco y el jazz

Cada vez son más las ocasiones que todos los amantes de la música podemos disfrutar con un combo como el que la pasada noche del viernes disfrutamos los aficionados al flamenco y al jazz.

Unos artistas con una larga trayectoria en programaciones de músicas dispares. Hora y media del mejor repertorio con dos bises. Unos músicos que van esparciendo su arte por cada escenario del mundo, rifados por los mejores espacios y eventos de los cuatro puntos cardinales. Con el armonicista Antonio Serrano y el bajista Carles Benavent, la mitad del repertorio se podía entrever. Y es que ambos fueron integrantes del grupo del maestro Paco el de la Lucía, presente en cada nota. Serrano en los últimos tiempos del grupo del de Algeciras, Benavent desde el comienzo del intrépido sexteto.

Músicas fronterizas entre la encrucijada y el escarnio interpretativo, un punto de encuentro cada vez más común para los jazzmen: el flamenco. La versatilidad del Tomasito, puso la guinda al pastel, haciendo de sus bailes la delicia de los allí presentes, entre el “robotman”, el claqué, el niño goma y el flamenco más puro de su barrio santiaguero de Jerez de la Frontera, Tomás hizo lo que siempre supo hacer mejor. Pisó sobre seguro por un espacio, el de la capital vizcaína, que hacía años no visitaba.

Los dos Roger, los dos catalanes, los dos integrantes del trío de Benavent, uno a la batería: Roger Blavia y el otro, Roger Más, al piano y teclados.

Magistrales, de la escuela catalana de jazz y con una dignidad rebosante se supieron adaptar a esos derroteros expugnables entre el jazz y el flamenco, entre el flamenco y el jazz.