Jon ORMAZABAL
Pelota

Julen Martija, el pelotari con manos de pianista

Con 18 años ha alcanzado el quinto curso de piano, aunque sus estudios de ingeniería y el salto a profesionales lo llevan a aparcar la música de momento.

Cuando se quiere destacar la finura de las manos de alguien, es habitual utilizar términos como manos de pianista o cirujano. Al contrario, cuando las extremidades superiores están muy castigadas por el trabajo diario, no es extraño que se asocien a profesiones como las de albañil o pelotari. En ese sentido, el nuevo profesional de Aspe, Julen Martija –Etxeberri, 24-05-1997, que debutará este domingo en el adiós de Xala– supone una especie de contradictio in terminis u oxímoron, al combinar dos actividades, en principio, tan irreconciliables.

«El profesor de piano siempre me decía que la pelota era muy mala para el piano, pero por el otro lado, yo creo que con el piano se ejercitan mucho los dedos y eso puede ser bueno para la circulación. Últimamente uno de los problemas de los pelotaris, especialmente en invierno, suele ser el de la mala circulación y yo no he tenido ningún problema en ese sentido», señaló a GARA el de Etxeberri tras realizar uno de sus últimos entrenamientos previos al debut, con un sparring de lujo, Beñat Rezusta, el zaguero más en forma del cuadro.

Sin embargo, la falta de tiempo hará que el joven navarro aparque, al menos momentáneamente, sus estudios musicales. «Lo tengo un poco aparcado, porque con la carrera –acaba de comenzar a estudiar ingeniería mecánica en Iruñea– y la pelota no da tiempo. Al final, el quinto curso de piano es como otra carrera más y requiere de muchas horas y, ahora mismo, con los entrenamientos, quiero seguir mis estudios, el primer año de la carrera siempre es muy complicado... y creo que no seguiré, pero siempre me ha gustado y continuaré tocando en casa», añadió Martija.

Y es que, la sucesión de acontecimientos ha sido vertiginosa en su caso, todo le ha venido de golpe y le ha tocado elegir. Es muy consciente de que «la pelota no es para muchos años», por lo que sus estudios son prioritarios y entiende que «los trenes solo pasan una vez», por lo que la oportunidad que se le ha presentado es irrechazable.

Eso sí, admite que la llamada para dar el salto le pilló totalmente por sorpresa. «Tras la final del DV ganamos el torneo Olazar de Zaldibar –el 31 de diciembre– y fue entonces cuando me llamaron a entrenar los de Aspe. Hace un par de años sí que entrené un par de veces con Aspe, pero últimamente me habían llamado más de Asegarce. Sin embargo, enseguida me ofrecieron debutar con Aspe, hablé con el aita, pusimos a los de Asegarce en conocimiento de la oferta y terminamos aceptándola», explicó el zaguero.

Con más golpe

Martija, que acababa de pasar de juveniles a seniors en aficionados, reconoce que sí que da algo de vértigo el salto, pero la ilusión por el debut contrarresta ese temor por el rendimiento que pueda ofrecer.

En la nueva configuración de los cuadros de las empresas, con pelotaris jovencísimos con vinculaciones de dos años –una especie de contratos de prácticas– hay quien opina que la presión puede ser excesiva y que quizá muchos de estos debuts se producen precipitadamente, pero Martija no quiere pensar más allá de seguir progresando. «Yo entiendo que el primer contrato es un poco para asentarte, demostrar que merecías debutar, pero es más adelante cuando debes convencer a la empresa. De momento no me he puesto ningún tipo de metas y quiero poder ofrecer mi juego».

En este sentido, está convencido de que haber adquirido algo más de golpe ha sido clave a la hora de que Aspe le haya ofrecido la oportunidad de debutar en profesionales. «Desde siempre mi virtud era ser bastante seguro, pero es verdad que en los últimos meses he notado que he adquirido más golpe. Me dicen que también he cogido más cuerpo y, aunque siempre intento no perder pelotas y arrimar la pelota, creo que las empresas se han fijado porque he cogido más golpe».

El espejo en el que mirarse lo tiene muy cerca de su Etxeberri natal –pueblo de unos 55 vecinos que ya han completado dos autobuses para el domingo–. «José Javier Zabaleta es mi referente, además es de muy cerca, de Etxarren, y siempre suelo estar hablando de pelota con él. Sería un sueño conseguir su juego». Que lo consiga no será sencillo, pero su futuro fuera del frontón parece tan o más prometedor que sobre la cancha.