Al menos 60 personas murieron y 70 resultaron heridas en un atentado perpetrado ayer por un kamikaze del Estado Islámico (ISIS) contra un puesto de control policial en la ciudad de Al-Hila, situada a cien kilómetros al sur de Bagdad.

El atentado, el más sangriento registrado en la provincia de Babel en los últimos años, destruyó completamente el puesto conjunto de la Policía y el Ejército iraquíes y provocó el incendio de vehículos militares y civiles. Según explicó a Efe una fuente de seguridad, el kamikaze, al volante de un camión cargado de explosivos, logró pasar un puesto de registro situado antes sin ser detectado. Tras atravesarlo, detonó el vehículo.

Al asumir la autoría, el ISIS señaló que «la operación de martirio con un camión bomba causó decenas de muertos y heridos» y dijo que iba dirigido contra la población chií.

El ISIS proclamó un «califato» en junio de 2014 en zonas de Irak y Siria, donde impuso su dominio ante la impotencia de las autoridades, y desde entonces habían disminuido los ataques en las ciudades. Según expertos, a medida que vaya perdiendo terreno, el ISIS recurrirá más a este tipo de ataques.