El portavoz de la iniciativa Araba Sin Garoña, Alberto Frías, insistió ayer en que ha llegado el momento de «pasar de las palabras a los hechos». «Hay que dar pasos concretos para cerrar Garoña, más allá de las declaraciones», señaló tras criticar los «actos de pasarela», en alusión a la concentración convocada por las Juntas Generales el próximo sábado.

En una rueda de prensa, Frías afirmó que la «parálisis institucional no se puede cubrir con actos de cara a la galería», y reivindicó la adopción de medidas concretas por parte de las distintas administraciones.

En este sentido, pidió a los ayuntamientos de la parte occidental de Araba que renuncien al canon que reciben por estar cerca de la central nuclear, ya que, a su parecer, «es una contradicción en sí misma» oponerse a la reapertura de la planta y cobrar por su presencia.

Y reclamó, una vez más, la creación de una comisión interinstitucional que trabaje para evitar su reapertura. «No se trataría de crear otro organismo burocrático, sino de apretar mucho más las tuercas en cuestiones como el Plan de Emergencia Nuclear», destacó.

Asimismo, subrayó que la Juntas Generales pueden emprender actuaciones fiscales que ayudarían al cierre definitivo de Garoña. Aunque lamentó que, a su juicio, «las instituciones no se están atreviendo a dar este paso».

Además, Frías manifestó que resulta «increíble» que el lehendakari, Iñigo Urkullu, se haya reunido en varias ocasiones con el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y que durante esos encuentros nunca haya estado sobre la mesa el cierre de la central, propiedad al 50% de Endesa e Iberdrola.

Por último, censuró que, cinco años después, «no se han aprendido las lecciones de Fukushima».