Jon ORMAZABAL
Pelota

Alberto Oteiza, «Lagarto», el zaguero más fiel de Irujo

Óscar Lasa, Peio Martínez de Eulate, Zabaleta, Barriola y Rezusta son los seis zagueros con los queJuan Martínez de Irujo ha llegado a las finales del Parejas. En todas ellas, el de Ibero siempre ha tenido otro apoyo, el de su inseparable «Lagarto».

«Hay mucha confianza, conoce a toda mi familia, son muchos viajes juntos y me hace mucha compañía. Sabe cómo soy y la verdad es que voy muy a gusto con él, si no, no iría». De esta manera nos explicó Juan Martínez de Irujo su relación con Alberto Oteiza, su zaguero más fiel, su acompañante durante tantos y tantos kilómetros por toda la geografía de Euskal Herria, su amigo y confidente. «Eso sí, pocos me conocen por Alberto, para todos soy Lagarto». Lo que no tiene tan claro es el origen de ese mote por el que lo conocen en prácticamente todos los frontones. «Es casi de siempre, creo que salió estando de juerga, de alguien que me dijo “tú eres un lagarto” y así me he quedado», apuntó el fiel escudero del delantero de Ibero.

La suya no es una relación de niñez, pero prácticamente. «Somos de dos pueblos pequeños, –Larrageta e Ibero –que tampoco están muy juntos pero como son todos muy chiquitos, andas por todos y al final te juntas. Teníamos algún amigo en común, coincidió que a mí me gustaba la pelota, en aficionados empecé a ir a verle un poco, haces amistad... así surgió la cosa y hemos seguido».

Lagarto hizo sus pinitos en la pelota, pero se quedó en la goxua y en partidos entre amigos, pero será difícil encontrar a alguien que haya visto más partidos del de Ibero en directo. «A todos no, pero a todos los que he podido sí que he ido. Exactamente el porcentaje no te podría decir, pero al 85% que ha jugado sí que habré ido».

Es, por tanto, una de las personas que mejor conoce al delantero de Aspe. «Al final, Juan es como la gaseosa, le gusta ganar a todo, yo he jugado con Juan al mus, a pelota, al parchís y a lo que se ponga, te quiere ganar. Si pierde se cabrea, a todo, pero una vez que pierde se le pasa. Hombre, si pierdes una final lo lógico es que no vengas contento, pero no es venir sin hablarnos todo el viaje. Hablas y se le baja el cabreo», explicó.

Pero Lagarto conoce a los dos Irujo, el pelotari y a Juan, su amigo, «y cambia. En la cancha siempre tiene ese amor propio y ese mal genio por el que mucha gente le juzga; que se porta mal en la cancha, que tiene mucho genio, que es chulo, que es no sé qué… y no tiene nada de eso. Juan es tranquilo, humilde y muchas veces es hasta tímido. Claro que tiene su carácter ganador y eso le ataca, pero no tiene nada que ver lo que se ve en la cancha con lo que es ese Juan», defiende Oteiza.

Más en el juego

Por mucho que haya gente que diga que Irujo no es el mismo desde que se quitó de sus orejas los dos aros con los que dio el salto a profesionales, su amigo Lagarto cree que la esencia sigue siendo la misma y que el mayor cambio lo ha dado en el juego. «Hombre, ha formado una familia, ha pasado el tiempo y te asientas más, pero el cambio ha sido mayor en la cancha, donde ha suplido la fuerza y la chispa por experiencia, pero sigue siendo igual. Es el que ha revolucionado la pelota y al final se han adaptado a jugar todos como ha mandado él».

En 13 años como profesional, Irujo y Lagarto han compartido grandes alegrías y desilusiones, pero no le resulta sencillo citar un momento especialmente feliz y el menos agradable. «Lógicamente, ha terminado muy contento con todas las txapelas, pero creo que en la que más contento le he visto ha sido el año que nació su hija Arhane –nació apenas un mes antes de que el de Ibero lograra en Gasteiz su cuarta txapela Manomanista, tras ganar 22-13 a Xala–. Me pareció pero son sensaciones mías que él te puede decir que cualquier otra».

Tampoco le resulta sencillo encontrar el otro lado de la misma moneda. «Una de las que le jodió mucho fue la última del Cuatro y Medio. Porque encima vas 20-10, tienes la opción de ponerte con una txapela por encima de Aimar… igual es que me jodió más a mí que a él y por eso te digo esa», apunta entre risas.

Su respuesta nos dio pie a preguntarle por la relación entre los dos astros de la pelota, por si existe el pique entre ambos o es algo más de sus respectivos aficionados. «Al final, son dos deportistas que han marcado una década y que siguen ahí, lo que han hecho es muy difícil que lo haga alguien más, encima jugando las tres competiciones y con gran competencia. Se llevan bien, pienso yo, pero aunque ellos digan que no, siempre va a haber algo de pique. Es como el Barça/Madrid. Los aficionados de Aimar quieren que gane Aimar y los de Juan queremos que gane Juan, algo de pique seguro que habrá», apuntó.

¿Y de cara a mañana? «Yo le veo bien y a Beñat en Gasteiz también lo vi muy bien. El día de Aimar pasó lo que pasó, no es que jugaran mal, a Juan lo anularon y, para mí, con el material que había no podían hacer nada, estos no pasaban del cinco y al final Urruti coge altura… encima Bilbao es especial, por lo menos para Aimar. Si la final fuera en el Ogeta podría cambiar». La elección de material, a la que tampoco falló Lagarto, les insufló nuevos ánimos. Suceda lo que suceda, los dos cenarán juntos y, siendo sábado, hay más tiempo de celebrar.