GARA
IRUÑEA

El Parlamento navarro homenajea a los electos muertos por el fascismo

Desde ayer, la placa que recuerda a los 156 representantes electos muertos tras el levantamiento militar de 1936 ocupa un lugar de honor en la sede del Parlamento navarro. La Cámara estuvo abarrotada por las personas que quisieron asistir al acto de homenaje y desagravio, en el que tomaron la palabra allegados de algunas de las personas recordadas.

El Parlamento de Iruñea rindió ayer un homenaje a los representantes públicos muertos tras el levantamiento militar de 1936 y lo hizo actualizando y reubicando la placa con sus nombres en un lugar destacado del atrio. Los nombres de los 156 cargos electos inscritos en la placa, 118 concejales, 36 alcaldes, un diputado y un ministro, fueron leídos en el acto, en el que las presidentas del Parlamento y del Gobierno, Ainhoa Aznárez y Uxue Barkos, respectivamente, llevaron a cabo una ofrenda floral y en el que los momentos más emotivos se vivieron con los testimonios de los familiares de los cargos homenajeados.

Los consejeros Ana Ollo y Mikel Aranburu, el director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, Álvaro Baraibar; representantes de todos los grupos, excepto del PP; senadores y diputados asistieron al homenaje, así como cargos municipales y miembros de asociaciones memorialistas. En un atrio abarrotado, Enrique Villarreal “El Drogas” interpretó “Sotanas” y “Llegan los cuervos”, y los gaiteros de Sarriguren cerraron el acto con “Maitia, nun zira”.

Ainhoa Aznárez fue la primera en tomar la palabra, y en nombre de la Cámara pidió «perdón por todo el daño infligido», lo que fue agradecido por Amelia Resano, una de las familiares que expuso su testimonio, y quien opinó que «antes se tenía que haber hecho». Aznárez sostuvo que ese perdón aspira a ser «reparador, liberador, en clave de verdad y moralidad» y abogó por insertar «la memoria en un pacto de Estado que, si lo que de verdad importa es la ética y la verdad, se antoja un deber no sujeto a discusión». Incidió en que con el acto se cumple con «una deuda adquirida hace 80 años» y deja constancia de que «las leyes de nada sirven» si no se cree en ellas y no se hacen efectivas y ha agradecido la «perseverancia» de las asociaciones memoralísticas y les invitó a «exigir a las instituciones mayor compromiso, presupuesto y dedicación. No hay que bajar la guardia en la búsqueda de la verdad y la reparación».

Su invitación fue recogida por la nieta de Eloy Resano, concejal de Lodosa muerto por los franquistas. Amelia Resano pidió que en Zuñiga se haga «algo» en recuerdo de su abuelo y otras seis personas de Lodosa que perdieron allí brutalmente la vida. Resano subrayó la importancia que estos actos representan para quienes aún no han encontrado a sus familiares, y afirmó que en su casa les enseñaron a «no odiar, pero sobre a todo a no olvidar para que no se vuelva a repetir». La hija de Valentín Plaza, alcalde de Castejón muerto por los facciosos igual que su padre, apuntó que pese a que todavía hay quien dice que «no hay que revolver, que hay que olvidar», ellos no olvidan. También aportó su testimonio la hija del alcalde de Lizarra Fortunato Aguirre, igualmente muerto, Mikele Aguirre, quien señaló que aunque éste es un paso más para recuperar parte de la historia, queda mucho por hacer para lograr libertad y justicia.

Acto en recuerdo de la Batalla de Matxitxako

Representantes políticos e institucionales participaron ayer en el homenaje tributado en Bermeo a los marineros vascos fallecidos en la Batalla de Matxitxako, librada el 5 de marzo de 1937. El acto de reconocimiento, que fue tributado por la Asociación Matxitxako, contó con la presencia, entre otros, del portavoz del Gobierno de Lakua, Josu Erkoreka; la alcaldesa de Bermeo, Idurre Bideguren; la secretaria general del PSE, Idoia Mendia; y el superviviente de la batalla, Juan Azkarate.

Los asistentes guardaron un minuto de silencio en memoria de los fallecidos frente a la escultura Matxitxakoko Guda levantada por Nestor Basterretxea, donde se celebró el homenaje, al que asistieron también allegados de los combatientes. Asimismo, una ofrenda floral recordó a los fallecidos –como consecuencia de la batalla murieron 42 personas, entre ellas una mujer y dos niños–, y un dantzari bailó un aurresku de honor, antes de dar por finalizado el acto con el canto del ‘‘Eusko gudariak’’. GARA