Nerea GOTI
BILBO
Entrevue
LUISA MENÉNDEZ Y GERMÁN GARCÍA
ONGI ETORRI ERREFUXIATUAK-BIZKAIA

«Hay un clima por los refugiados que no existe hace años con nada»

Luisa Menendez y Germán García son integrantes de la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak-Bizkaia, una iniciativa que agrupa a decenas de colectivos y personas con «ganas de hacer algo». Hoy están en el centro de Bilbo sumado sensibilidades contra la sinrazón europea y haciendo agenda.

Germán llegó de Lesbos a finales de febrero y conserva dos imágenes en la mente: la del alivio de la llegada a las costas de familias y la humanidad con las que se les recibe, por un lado, y la de su vuelta al éxodo, las largas colas ante un ferry para hacer otro tramo del camino que les situará ante las vallas en Idomeni, por otro. Y Luisa viajará pronto precisamente a Idomeni, donde estará quince días en campos fundamentalmente de mujeres y criaturas, «trabajando en lo que nos manden». El mensaje de ambos es claro: aquí también se puede hacer mucho. En la agenda hay nuevas movilizaciones compartidas y el objetivo de llegar a los barrios.

¿Cómo surge la plataforma?

Luisa MENENDEZ: Había un gran nerviosismo entre gente sensible con el tema de los refugiados, de los derechos humanos... Con la crisis de Siria y la llegada a través de Turquía a las costas griegas y los horrores vividos, había la sensación de que algo había que hacer. Surgió una iniciativa europea para movilizarse el 27 de febrero con el lema de “Pasaje seguro” y tras una llamada de seis o siete personas a titulo individual convocamos una primera reunión. Fue impresionante. Acudió un montón de gente y a la manifestación se adhirieron 160 organizaciones, ONGs, gente a título individual, mezquitas, movimientos cristianos, partidos, sindicatos, plataformas… Se hizo la manifestación y decidimos formar un movimiento ciudadano estable para continuar trabajando ante un drama que no va a acabar a corto plazo.

Germán GARCÍA: Se convocó una reunión para ver quiénes querían dar continuidad y estabilidad a la plataforma. En este momento hay 32 grupos, pero algunos ya no a título individual sino en representación de la coordinadora de la que forman parte. En la asamblea todo el mundo es igual. La ventaja de quienes están en nombre de grupos es que a la hora de preparar movilizaciones tienen sus redes de distribución y pueden multiplicar los apoyos.

¿Cuál es el objetivo principal de Ongi Etorri Errefuxiatuak?

G.G: Lo que queremos es que Europa abra las fronteras. ¿Cuál es la forma de que los gobiernos hagan algo que va a ser dificilísimo, que es lo contrario de lo que han hecho con el acuerdo con Turquia para cerrar Europa? Solo será posible con una mayoría social que haga una presión real en las calles, que sea una movilización masiva, una mayoría social evidente. Nuestra tarea es trabajar para que eso ocurra, conseguir que la gente reclame esto y que los gobiernos tengan que moverse. Lo que nos queda es llegar con ese mensaje, que tomen conciencia y que se expresen.

L.M: Hay un sentimiento de desánimo, de decir «no se puede contra esto» y es mentira; si mucha gente está en contra, los gobiernos se mueven. Con otras luchas ha pasado.

¿El acogimiento está entre los objetivos?

No directamente todavía, pero es posible. En la asamblea del sábado –por hoy– hay precisamente un punto que es crear una comisión que abordaría la relación directa de la plataforma con personas refugiadas que estén aquí, llegando a Europa, en campos, en asentamientos, atascados en los caminos o en centros de internamiento, donde fuere. Esa comisión se encargaría de recoger información, saber cómo está ese tema. Es algo que no está aún cerrado, es una posibilidad que está ahí.

¿Cómo valoran la respuesta de la sociedad vasca a esta crisis?

L.M: Insuficiente, aunque hay mucha gente en pequeños grupos. No hablo de CEAR y otros organismos que están ahí sobrepasados por la situación, pero a nivel institucional, para empezar el Ayuntamiento nos ha prohibido hacer lo que teníamos pensado. El Parlamento Vasco igual está haciendo algo, pero no sabemos qué, y a nivel general la gente está muy desolada pero realmente no ofrecemos cauces en los que sea fácil participar... Tendría que salir más gente a la calle. La verdad es que abres las redes y empiezas a ver que sí hay mucha gente que se implica en comedores, pincho-potes, cafés solidarios... gente que está con el problema en la cabeza y está haciendo cosas. Siempre es insuficiente.

G.G: En lo institucional, desde luego el Gobierno Vasco está haciendo mucho menos que otros gobiernos. Catalunya ya se ha movido, quiere traer a 4.500 personas y está presionando al Gobierno central. Ocurre lo mismo con Valencia, que quería llevar un barco que los trajera... El Gobierno Vasco está templando gaitas, dicen que están abiertos, pero no hay una presión para forzar un poco las cosas.

En cuanto a la gente, cuando hay cauces, responde. Pero es verdad que responde más en la parte humanitaria. Hay opiniones sobre esto, ayer leía un artículo sobre caridad y solidaridad, y todo es bueno para los refugiados. Todo vale y, en este caso es mi opinión personal, una cosa lleva a la otra, es un paso que te acerca al siguiente, atienden a distintos niveles pero no son contrapuestos. La gente que lleva unos zapatos a una mesa cuando oye en la tele ciertas noticias ya está de parte del lado de los débiles. Hay un clima en favor de esta reivindicación que no ha existido en muchísimo tiempo con casi nada. Me estoy acordando de tiempos de Lemoniz, porque hay mucha más base social atenta o dispuesta a escuchar. La opinión pública está de nuestro lado, del lado de los débiles y eso tenemos que aprovecharlo para transformar esa opinión en algo más activo, ponerlos en marcha.