El 26 de junio de 2013 Virginia Berasategi ofreció una rueda de prensa para confesar que se había dopado para la disputa del triatlón de Bilbo el 18 de mayo de ese año, achacándolo a las lesiones que le destrozaron el cuerpo y a la exigencia que le rompió la mente, y para pedir perdón por ello. Ayer, la triatleta bilbaina, de 40 años, reapareció ante los medios casi tres años después para anunciar que volverá a ponerse un dorsal este mismo sábado en Bermeo dentro de la categoría Veterana 1.

Eso sí, lo hará con dos objetivos: «Volver a disfrutar de lo que me gusta y hacerlo por una causa solidaria. No tengo la intención de hacer una carrera internacional, solo disfrutar».

De esta manera, todo el apoyo logístico y económico que pueda recibir irá destinado íntegramente a la asociación “Siempre Adelante”, que trabaja en la ayuda a los enfermos de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).

Berasategi dijo que tiene «muy claro» que su vuelta «no es para ser profesional ni vivir de ello», sino de «sentirme lo que soy, que es triatleta. Tenía ganas, pero necesitaba un compromiso aparte del mío con la gente que me ha apoyado. Y con este proyecto encontramos algo bonito que me motivaba».

La familia, su «primer motor»

La bilbaina explicó que durante estos casi tres años su «primer motor» han sido «la familia y los amigos», aunque a través de las redes sociales también ha encontrado el apoyo de personas que querían «que vuelva a sonreír». «Eso te ayuda a seguir adelante y te da esa motivación. No es dar por cerrada la etapa profesional, se trata de una nueva etapa deportiva. Aunque no tenga el aporte económico, intentaré dar el cien por cien, sin olvidarme del ocio que antes había olvidado ni entrar otra vez en un bucle de autopresión».