Kike Morente actuará mañana en el ciclo BBK Flamenco, homenajeando al maestro del Albaycín, José Enrique, y estará acompañado de aquellas guitarras con las que tanto le gustaba rodearse a su padre: Pepe Habichuela, Riqueni y Montoyita.

¿Qué se considera más, cantaor, guitarrista o cantautor flamenco?

Yo prefiero considerarme cantaor, este es mi propósito. Sí es cierto que me gusta investigar en la música, sobre todo en la guitarra. Mi padre siempre me inculcó desde pequeño la guitarra.

¿Empezó con su padre, Enrique Morente, en los escenarios?

Eso es, mi padre me llevó al conservatorio y me enseñó lo que él sabía. Más tarde me llevó en su grupo al lado de grandes maestros de la guitarra para que yo aprendiese. Guitarras como los que precisamente vamos a tener el lujo de ver mañana en Bilbo, en el ciclo BBK Flamenco. Mi padre me dejaba que disfrutara en el escenario, como si de un juego se tratase. Aprendía el cante, bien a su lado, en los coros, o con el compás.

Es inevitable que el apellido Morente esté presente a cada paso de su carrera. ¿Esto hace que se tenga que superar cada día o el mantener su propio sello e idiosincrasia ya es ardua tarea?

Hay un poco de todo, pero sí es cierto que hay un momento que cada uno tiene que ser uno mismo y estudiar y avanzar cada vez más. Sí es cierto que pesa por una parte, porque hay que respetar un legado y el trabajo que ya está hecho, tanto por un genio como fue mi padre, como por una grande que es mi hermana Estrella. Es inevitable que te comparen, a veces se pasa mal, pero por otra parte es un privilegio de tener ese sello indiscutible que tenemos en casa.

¿Qué le ha aportado el universo Morente como artista y como persona?

La visión de mi padre era estudiar más y más, conocer profundamente el flamenco con humildad, siendo consciente de lo que está pasando alrededor de nuestro mundo. Trabajar y tirar pa’lante. Y como artista cada vez ser más aficionado al cante, a nuestra cultura, con una amplia visión sobre gustos musicales, ecléctico y versátil. Podía estar un día con jóvenes de trash metal y al siguiente estar al mismo nivel con el cante gitano más ortodoxo del Sacromonte. En casa hemos escuchado todo tipo de música. Él decía: «No hay música mala, el que sea buena o mala lo hace quien lo expresa…».

En esta cita dentro del ciclo BBK Flamenco le estarán arropando maestros de las seis cuerdas: Pepe Habichuela, el toque barroco del sevillano Rafael Riqueni y su tío Montoyita. ¡Casi ná…!

Eso es, ¡casi ná…! (risas). Tres castillos de la guitarra. Tres guitarras que mi padre admiraba y con quienes ha contado a lo largo de su carrera. El poder reunir en un escenario y en un mismo momento a estos monstruos de la bajañí es todo un privilegio.

¿Y en referencia a la composición…?

Bueno, estoy navegando por ahí y me encanta componer. Lo que pasa que hoy por hoy compongo para mí mismo. En el cante hay que estudiar tanto y es un pozo tan profundo de sabiduría que apenas me queda tiempo para lo demás.

¿Qué músicas, a parte de la flamenca, son sus referentes?

Escucho a Steve Wonder y la música negra, Dulce Pontes y el fado portugués, Amina y la música argentina. Todos los días escucho música y de todo tipo.

A Enrique Morente le gustaba venir mucho a Euskal Herria, apreciaba mucho su cultura. Él vino a cantar en el concierto en Anoeta que se hizo cuando comenzó a andar este proyecto llamado GARA. ¿Recuerda sus comentarios sobre esta tierra?

Siempre, siempre… no paraba de alabar el país de los vascos. Le encantaba venir y rodearse de su gente, su comida, su cultura. Era una persona muy querida en el País Vasco. Le han tratado con mucho cariño y mi padre en ese aspecto era muy agradecido.

¿Nos puede hacer un adelanto de lo que va a ser su primer disco?

Saldrá en setiembre y en estos momento vamos por el ecuador y será un disco de flamenco clásico que me sirva como carta de presentación, con guitarras que han estado cerca de nuestra casa. Habrá tangos, cantes divertidos, alguno que se acerca más a cantautor, versiones de Vallejo, etcétera…