Las lluvias y los deslaves han dejado un balance trágico en Sri Lanka, especialmente en el municipio de Aranayake, en el centro del país, donde tres aldeas fueron arrasadas por un corrimiento de tierras que ha dejado al menos 134 desaparecidos y 14 de los 37 muertos registrados en el país. Las precipitaciones que comenzaron el pasado sábado mantienen en vilo al país con carreteras cortadas, ríos crecidos y el suministro eléctrico interrumpido en varias zonas, incluida la capital, Colombo.

La imagen de carreteras inundadas y puentes bajo el caudal de los arroyos y ríos se repite en diferentes zonas de Sri Lanka.

Pero lo peor se lo ha llevado la montañosa provincia central de Sabaragamuva, en concreto Aranayake, donde un corrimiento de tierras se llevó tres aldeas dejando 134 desaparecidos, una cifra que pocos dudan aumentará.

Un contingente compuesto por 300 soldados con perros médicos e ingenieros, así como maquinaria pesada y 281 comandos, trataban de encontrar a supervivientes en Aranayake.

«Nos despertamos súbitamente por un fuerte ruido cerca de las diez de la noche, corrimos y vimos cómo una parte de la casa se la llevaba una montaña de tierra», relató a la televisión local Murugiah Rajendran, que pudo escapar del alud de lodo.

Rajendran admitió que pese a que habían sido advertidos del riesgo, no tenían adónde ir, por lo que se quedaron en la casa.

Cruz Roja instaló un campamento para los supervivientes en la zona de Aranayaka.

Las lluvias torrenciales comenzaron el sábado y según las autoridades locales desde entonces 346.241 personas se han visto afectadas por las precipitaciones, de las cuales 196.254 tuvieron que ser evacuadas para ser alojadas en campamentos. Las precipitaciones se producen debido a una depresión en la Bahía de Bengala que ha generado fuerte lluvia y viento en el centro y el norte de Sri Lanka.

El subdirector del Centro de Gestión de Desastres (DMC), Pradeep Kodippili, indicó que hasta ayer se habían contabilizado 37 fallecidos.