Descubriendo la jirafa

Durante siglos, la anatomía de las jirafas ha intrigado al ser humano. Su particular cuello ha dado pie a multitud de conjeturas. Anda como un camello. Corre como un conejo. Su aroma repulsa a las garrapatas pero atrae a ciertas personas. Hace la siesta con la cabeza en alto y duerme como un cisne, con la testa sobre sus patas traseras. Lo consideraron un animal bastardo, mezcla entre camello y leopardo, de ahí su nombre científico de «Giraffa camelopardalis».
Ahora, la genética ha descubierto sus misterios. Secuenciando los genomas de la jirafa y de su pariente más cercano, su «primo» el okapi, se habrían descubierto los cambios evolutivos que han determinado la construcción de su imponente estructura, según publica la revista “Nature”.
Descubrir los genes del desarrollo cardiovascular y del esqueleto de la jirafa ha permitido establecer que su corazón funciona con un «turbocompresor» capaz de valvular sangre dos metros hacia arriba hasta su cabeza. Su presión arterial es el doble de la de otros mamíferos y, aun teniendo el mismo número de vértebras que los mamíferos, su tamaño y crecimiento es asombroso.

El PP amenaza con el exterminio político a EH Bildu y sin tener turno de palabra

El exalcalde de Hondarribia fichó por una empresa ligada a Zaldunborda

«Tienen más poder algunos mandos de la Ertzaintza que el propio Departamento»

Etxebarriazarragak jantzi du Bizkaiko txapela
