Pablo CABEZA
BILBO
Entrevue
PIKOTAS Y KIKIEL
VOZ Y BAJO DE ODIO

«Estábamos al disfrute diario, como si fuera el último día»

En 1979 comienzan a perfilarse las primeras formaciones punk de Euskal Herria. A esa primera oleada pertenecen Odio, cuatro músicos de Errenteria que en su momento no consiguieron dejar grabado nada. Con «Ratas, putos, policías, proxenetas» reafirman la credibilidad de su regreso.

Han debido de pasar muchos años para que el tiempo y la historia confluyan en Odio de nuevo y dejen su segundo disco grabado en estudio tras su regreso en 2011. “Ratas, putas, policías, proxenetas” se publica por el longevo sello de orientación punk Potencial Hardcore, donde se puede adquirir al comedido precio de 5 euros. Si el importe induce a pensar en una grabación cutre y un diseño de emergencia, se yerra, ya que las diez canciones de “RPPP” están grabadas en estudio (Ijitu-Baita), y mezcladas y masterizadas con Mikel “El Gordo” (Ederson). Cuenta asimismo con un excelente diseño de Kikiel (Mikel), y cuadernillo a todo color.

Precio y acabado son dos buenas razones para alabar el presente trabajo, pero en la misma relación de admiración se encuentra la contundencia y calidad de sus canciones, que van a convencer no solo a los seguidores del punk-rock y el jarkore, sino también a los fieles del rock y el r’n’r de filo.

“RPPP” está bien construido y acabado. Sólidos músicos, diez composiciones brillantes, coros y estribillos de manual, buena voz y mucha mala uva sitúan al cuarteto al frente de uno de los discos más directos y adictivos de los últimos años del punk-rock. Odio suenan voraces, cada canción es un himno y, a la par, una bala contra el sistema. El trabajo hecho por Pikotas, con un excelente tono y estilo mejorada con los años, Kikiel, Ion y Jafo es espléndido. Odio es la intensa historia de diecisiete componentes y cuatro colegas que se quedaron por el camino: Iosu, Ibon, Antolín y Chirolo .

Quien desee contactar les tiene en www.odiotaldea.com o en contacto@odiotaldea.com. En directo se les puede ver el 17 en las jaiak de Gaztaño, en Errenteria y el 18 en La Granja Fest de Pradejón, Errioxa. Y zorionak para Pikotas que este domingo cumple años y para Mikel, que hará lo mismo el lunes 13.

En los primeros ochenta Odio tocó mucho por Euskal Herria. ¿Qué ocurrió para que no se grabase nada?

Pikotas: Que éramos unos garrulos, básicamente. Había gente del grupo que se iba a la mili y le esperábamos un año o año y medio y todo se retrasaba y para que luego al volver dejaran el grupo. Tampoco es que ensayáramos mucho. Y en esas, hacia el 86 nos vinieron los de Discos Suicidas, con traje y todo, para que grabáramos 3 o 4 canciones para un recopilatorio y esa vez fue Chirolo el que no quería grabar porque decía que no estábamos preparados. Ya le dijimos que el que no estaba preparado sería él, jajaja. Uno o dos años antes de esa, cuando grabamos un EP en IZ, no teníamos ni ampli de guitarra y nos lo tuvieron que dejar. Total, que grabamos de cualquier manera y tampoco nos convenció el sonido y se quedó el trabajo colgando con las fotos de la portada hechas, los fotolitos y todo… Yo que sé, no sabíamos vendernos. Estábamos al disfrute diario, como si fuera el último día.

Esos años fueron intensos, duros e innovadores a pesar de los cuatro acordes. Esa generación demostró que no todo era técnica. ¿La recuerda con aprecio o queda algún punto negro?

P: Lo cierto es que no teníamos ni idea de música, nunca sabíamos (ni sabemos) en qué nota estábamos. Yo creo que todo el mundo aprendió a tocar con la de “Humo sobre agua” (“Smoke on the water”). Pienso que no hacíamos nada bien. Íbamos a ensayar y no dábamos pie con bola, nos tiraba más la fiesta.

Odio se forma en 1979 y en pocos años suma un gran número de cambios. ¿Recuerda por qué tanta dinámica y cuándo se logra debutar?

P: Yo en la primera formación no estaba, fui el penúltimo en entrar [pero al que recuerdan todos como el único cantante de Odio]. Sí, hubo un montón de cambios hasta que se asentó la cosa. Cuando entré a cantar estaban Chirolo a la guitarra (que es de quien partió la idea de montar el grupo y quien aguantó todos los cambios), Mayi al bajo (que solo duró el primer concierto y salió escopeteado) y Kagetas a la batería. Hice una prueba y me echaron, jajaja. Pero me dieron otra oportunidad un día antes de debutar en fiestas del barrio de Alaberga, en el pueblo. El debut en público fue en octubre de 1979 junto a Arkaitz, un grupo de verbena que nos dejaron tocar un par de temas. Yo iba con las letras escritas en un papel, y fue un no dar pie con bola, ya que al aire libre no oíamos nada y yo con los focos no podía leer el papel.

Odio fue pionero en la escena punk vasca, ¿qué grupos escuchaban si no había referencias locales?

P: Chirolo y yo éramos Pistoleros y el Kagetas de Vibrators, pero nos gustaba el punk duro, el británico, los primeros Damned y esta gente, pero al principio oíamos los Pistols y poco más.

¿La primera ruptura del grupo es radical o progresiva?

P: Fue algo más progresivo que de repente, ya que para nosotros la ruptura era como los novios, uno decía que se iba, luego volvía, no nos veíamos en meses... Como tampoco en esa época final tocábamos mucho ya que al no tener nada grabado, pocos nos llamaba. No teníamos local, a veces nos dejaban ensayar en Buenavista y el final no lo tengo ni claro, así que imagino que muy anunciado no estuvo. Puede que fuese en el gaztetxe de Egia en 1989. En esas fechas también murió Iosu, el bajista, pero no sé si estábamos tocando o ya lo habíamos dejado.

Hay canción para «Iztieta», con buen texto y música.

P: Iztieta es mi barrio, donde solíamos estar, donde nació todo. El edificio que se ve en la portada es la iglesia de Iztieta donde en sus bajos se juntaba toda la macarrada de la época, igual que se ve en el dibujo. La canción trata sobre cuatro chavalillos que se fueron demasiado pronto, un homenaje a ellos, a todo el barrio y, al fin y al cabo, a una generación.

&discReturn;Conserva una voz excepcional, ¿se ha cuidado o viene de familia? Quizá un aire a Evaristo.

P: Sí que me ha cambiado, antes tenía la voz más grave, más fiestera, más gaupasera. Ahora bebo agua y me cuido (por cojones) y tengo la voz más clara, jajaja. Respecto a la comparación con Evaristo mis compañeros discrepan, pero puede ser que te recuerde algún matiz, no sé...

El disco va a toda velocidad, como ya no se golpea. ¿Una lección para las nuevas bandas?

Kikiel: No creemos que seamos nadie para dar lecciones, los chavales hoy en día si quieren saber lo tienen superfácil, pero bueno, si el disco les gusta estamos más que agradecidos, pero que hagan lo que quieran, no lo que nosotros les digamos…

Punk-rock vieja escuela, jarkore, guitarras muy rockeras, pero integración con el viejo sonido Odio puesto al día.

K: Las nuevas composiciones se han integrado muy bien en el repertorio, pero es que también cuidamos mucho que sonaran a Odio y eso no ha sido fácil, a veces las canciones se nos iban a matices más rocakanroleros y en otras rozábamos casi el hardcore, pero el resultado final si creemos que suena a Odio.

El diseño es admirable, quizá un poco oscuro, pero una pasada, mucho arte.

K: El diseño, que es cosa mía, sí que ha quedado oscuro, culpa mía, cosas de no hacer la última prueba de impresión por falta de tiempo, pero estoy muy contento con el resultado…

Colaboran Josu e Iñaki de Distorsión, de ¡Barakaldo!, en el tema «Esclavos». ¿No había músicos por la zona dispuestos?

P: Fue un capricho de Kikiel, que veía la canción muy del estilo de Distorsión. Pero el resto estábamos también de acuerdo, además de tener muy buena relación con ellos al coincidir en conciertos y ser buena gente. Los trajimos a Gipuzkoa para que aprendieran en Bizkaia como se hace punk, dicho sea desde la humildad, jajaja.