Mikel INSAUSTI
EDDIE EL ÁGUILA

Tienes más moral que aquel saltador británico que quedó último en Calgary 88

Las historias de superación están a la orden del día, y al menos resultan más llevaderas las que son vistas a través del humor. Así sucede con “Eddie the Eagle”, un biopic en clave de comedia deportiva que se gana la simpatía del gran público al contar las aventuras y desventuras de un atleta singular. Los productores no se decidían por el guion de Sean Macaulay y Simon Kelton sobre el saltador británico Eddie Edwards, pero el cineasta Matthew Vaughn le vio posibilidades después de revisar “Elegidos para el triunfo” (1993), sobre un exótico equipo jamaicano de bobsleigh que participó en las Olimpiadas de Invierno de Calgary del 88, las mismas en las que compitió nuestro antihéroe. Parece ser que aquella cita fue pródiga en anécdotas curiosas.

Cuando Edwards se hizo popular gracias a las retransmisiones televisivas, no existían las redes sociales, y por eso no acabó convirtiéndose en el friki de turno que se hace famoso solo por llamar la atención en una determininada prueba, donde es superado por sus rivales. Hay mucho de nostálgico en este homenaje a un personaje esforzado y querido que, sin haber logrado ninguna medalla, representa mejor que nadie el espíritu deportivo del Barón de Coubertin, según el cual lo importante es participar. A pesar de quedar último en los saltos de 70 y 90 metros, Eddie el Águila figura a su manera en los anales deportivos. El actor Taron Egerton ha conseguido una gran similitud física con el protagonista, reflejando su particular odisea para acudir a unas Olimpiadas. Al no estar dotado atléticamente para ninguna especialidad, terminó por atreverse con los saltos de ski en la nieve, no sin pasar por un calvario de accidentadas lesiones antes de ser seleccionado. En todo el tortuoso proceso de preparación tuvo un papel fundamental su entrenador, interpretado en la ficción por Hugh Jackman. Juntos forman un dúo muy especial y a contracorriente.