Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Entre amigos»

Tres viejos amigos y sus respectivas parejas en un barco

Un buen reparto puede salvar una mala comedia del desastre, algo que consigue en parte el sexteto estelar de “Entre amis”. Más de un crítico o de un internauta va a sentir la tentación de decir que este nuevo largometraje del siempre gris comediógrafo Olivier Baroux hace aguas o se hunde, utilizando elpropio simil marino del argumento cinematográfico. Tampoco cabe afirmar en sentido contrario que termina saliendo a flote, o que llega a buen puerto. Por utilizar un termino intermedio prefiero concluir que se queda a la deriva, dejándose arrastrar por la corriente, ya sea al principio cuando la mar todavía está en calma o al final con la tormenta que lo precipita todo y provoca el inevitable naufragio.

No hay tragedia posible, porque esto es una farsa vodevilesca y la imagen de cierre con los las tres parejas de supervivientes en un bote salvavidas hinchable que, para colmo de males ha pinchado, es la de un grupo que se ríe de sus propias desdichas. No había de ser de otra forma, porque los percances sufridos durante la travesía en velero rumbo a Córcega aparecen como una consecuencia lógica de una aventura insensata para burgueses ociosos. Y que conste que son ellos los que hacen el rídiculo, porque ellas se limitan a soportar a regañadientes los planes trazados por los viejos pero inmaduros colegas.

En cualquier caso las reacciones negativas femeninas tienen que ver simplemente con las reticencias frente a la recién llegada, ya que el organizador del viaje aparece con una nueva y joven novia que sustituye a la que compartía edad con el grupo. Desde el mismo embarque queda claro que quiere lucirse ante la chica, y por eso ha contratado el flamante barco, cuya mínima tripulación se reduce a un timonel y una cocinera. En cuanto el profesional queda accidentado se demuestra la incompetencia como navegante que personifica Daniel Auteuil.