Jon ORMAZABAL
EUROCOPA, PRIMERA SEMIFINAL

Cristiano da sentido a la especulativa oferta lusa

Portugal logró clasificarse para su segunda final tras su primera victoria dentro del tiempo reglamentario.

PORTUGAL 2

GALES 0


En una Eurocopa especialmente rácana en lo futbolístico, en la que los pequeños detalles están abriendo abismos, la capacidad finalizadora de su estrella, Cristiano Ronaldo, ha hecho buena la especulativa propuesta lusa que, con su primera victoria dentro del tiempo reglamentario en toda la competición, se clasificó para la segunda final de su historia.

Más allá de las exageradas portadas madrileñas, Coleman y Fernando Santos lo fiaron todo al acierto de sus estrellas y, por mucho que Bale estuviera mucho más participativo, fue Cristiano Ronaldo el que mejor interpretó el rol encomendado por su entrenador y dos chispazos suyos se cargaron el sueño de la heroica Gales. Un fantástico cabezazo tras un córner en el 50 le sirvió para convertirse en el mayor goleador histórico de la competición y dinamitar la semifinal, ya que dos minutos después, Nani aprovechó un disparo suyo para hacer el 2-0 y finiquitar el partido. Sin ningún tipo de complejos, ni el perder a Pepe, su baluarte defensivo y probablemente hasta ayer mejor jugador del torneo, hizo que que Portugal se lanzara al ataque. Es verdad que en la primera mitad sí que tuvo algo más de posesión de balón, pero apenas inquietó la portería galesa en un par de remates de un Cristiano Ronaldo sin otro papel en el juego colectivo.

Gales explota el balón parado

En Gales, en ausencia de Ramsey, todo el juego ofensivo pivotó en torno a Gareth Bale. Así hubo como dos versiones del conjunto de Coleman, mucho más vertical cada vez que el jugador del Real Madrid lograba entrar en juego y mucho más disperso cuando no lo consiguió. El único tiro a puerta de la primera parte fue suyo, pero sin tampoco demasiado peligro.

La dinámica tampoco tenía pinta de cambiar en exceso hasta que un córner precipitara los acontecimientos. Cristiano Ronaldo se elevó por encima de toda la defensa galesa e hizo inútiles todos los esfuerzos de Coleman por «arreglar su lavadora». Eso sí, la fantástica hinchada galesa supo recompensar el esfuerzo de los suyos ante el mayor acierto portugués.