Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Election: la noche de las bestias»

Un voto es un voto

Visto que poco más podía aportar una tercera entrega de esta franquicia, cuyo argumento se ha limitado a exprimir al máximo las posibilidades que ofrece una despreciable y enloquecida cacería humana que se desarrolla en el transcurso de una noche, la opción elegida por el cineasta James DeMonaco resulta lo más destacable de un proyecto que arranca con interés pero que se diluye en una recta final que se descubre un tanto acomodada y que desperdicia las insurgentes intenciones que maneja a la hora de intentar dotar de cierta coherencia una trama tan guiñolesca como primitiva. Dicha opción se resume en poner cara a los impulsores de “La Purga”, un encadenado de horas en los que resulta lícito el asesinato en sus más diversas y crueles formas. De esta manera, los poderes gubernamentales han encontrado la fórmula para “encauzar” la violencia de la ciudadanía estadounidense. Teniendo presente esta excusa, el cineasta otorga el rango de fascistas y ultraconservadores a los mandatarios de un sistema corrupto que ha encontrado en esta matanza una buena excusa para eliminar a las clases más desfavorecidas. Tan solo la irrupción de una senadora pondrá en jaque la noche de “La Purga” y a quienes la instigan y, tal y como cabe prever, la política en cuestión se convertirá en objetivo prioritario en esta tercera entrega, aderezada con todo tipo de rituales macabros y una ruta suicida a través de una noche sin límites. La aparición de “reverendos ultraconservadores”, las compañías de seguros que se forran en una noche semejante o una alusión a la Asociación del Rifle, otorgan un ligero plus de simpatía hacia este proyecto que logra eludir el naufragio gracias a su descarada apuesta por asociarse a las películas englobadas dentro de la llamada Serie B. Curiosamente, y a pesar de ser anunciada como la última entrega, podría inspirar una nueva entrega dados sus resultados.