GARA
KABUL

Kamikazes del ISIS matan a 80 afganos en una marcha de la minoría hazara

El Estado Islámico (ISIS) reivindicó ayer el atentado cometido en Kabul, en el que mató a 80 personas durante una protesta pacífica de la minoría chií hazara para exigir que una línea de alta tensión en construcción abasteciese de electricidad a la provincia de Bamiyán.

«Ochenta personas murieron como mártires y 231 resultaron heridas», indicó el Ministerio de Interior afgano.

A través de la agencia de prensa Amaq, la organización yihadista afirmó que «dos combatientes del ISIS detonaron sus cinturones explosivos en una concentración chií en el barrio Dehmazang» de la capital.

Según los servicios de inteligencia afganos, el NDS, «tres asaltantes participaron en el ataque», pero «sólo uno tuvo éxito», lo que deja entrever que el balance de víctimas podría haber sido mayor. «El primero detonó sus explosivos, el segundo lo consiguió parcialmente, pero la explosión lo mató, y los agentes del NDS mataron al tercero», precisó dicha fuente.

El Ministerio de Interior había indicado inicialmente que el ataque había sido cometido «probablemente por un kamikaze que iba a pie» en medio de la multitud, pero el presidente afgano, Ashraf Ghani, evocó poco más tarde «varias explosiones», sin dar más detalles.

El atentado tuvo lugar al final de una marcha pacífica en la que participaban miles de manifestantes, en su mayoría de la minoría chií hazara, desde primera hora de la mañana. Los participantes, que marchaban en un ambiente agradable, exigían que una línea de alta tensión en construcción abastezca de electricidad a la provincia de Bamiyán (centro), la más atrasada económicamente del país, donde vive gran parte de la comunidad hazara.

Este atentado, el primero desde el 30 de junio en Kabul, parece ser el primero de esta magnitud en la capital afgana reivindicado por el ISIS desde su implantación en el país a principios de 2015.

Indignación ciudadana

Un fotógrafo de la agencia AFP que acudió al lugar de la matanza narró escenas del horror: «Había decenas de cuerpos, pude contar más de veinte, algunos totalmente desmembrados. Hay charcos de sangre por todas partes».

Las redes sociales mostraban duras imágenes de cuerpos mutilados, semidesnudos, yaciendo entre los escombros. «Oí un ruido ensordecedor muy cerca de mí. Hay muchos muertos y heridos, no logro entender dónde estoy», dijo uno de los organizadores de la protesta, Jawad Naji.

Después de la matanza, muchos supervivientes expresaban su indignación contra la Policía, que acordonó la zona.

El presidente Ghani expresó su «tristeza» y denunció la presencia de «terroristas infiltrados en una marcha pacífica». Entre las víctimas, agregó, figuran miembros de las fuerzas de seguridad afganas.

Las milicias de los talibanes, rivales del ISIS, negaron rápidamente cualquier implicación y lo atribuyeron a «tentativas de crear divisiones en el seno del pueblo afgano».

La minoría hazara, de tres millones de miembros, padeció décadas de persecuciones. Miles de ellos fueron exterminados a fines de los años 90 por la red Al Qaeda y por los talibanes, en su gran mayoría pastunes suníes, que gobernaban el país.

Estos últimos meses han sido objeto además de secuestros y atentados, que levantaron una oleada de indignación en las redes sociales.

La seguridad en Afganistán, país de mayoría suní, se degradó en los últimos meses, tras la partida del grueso de las tropas extranjeras. Ese empeoramiento de la situación llevó a Estados Unidos a cambiar de planes, para mantener a 8.400 soldados en el país, en lugar de los 5.500 inicialmente previstos.