GARA
DONOSTIA

Primera «retrospectiva antológica» del figurativo Jesús Mari Lazkano

La Sala Kubo Kutxa, en Donostia, reúne la trayectoria artística y vital de Jesús Mari Lazkano en una exposición que constituye la primera «retrospectiva antológica» del paisajista del «hiperrealismo irreal», que considera que pinta «fatal». Conjunto que ofrece más de un centenar de obras que repasan la fertilidad creativa del pintor figurativo.

En la pasada presentación de la muestra “Lazkano ikusmira” en Kubo Kutxa, en Donostia, Jesús Mari Lazkano, natural de Bergara (1960), señalaba que pinta «fatal», un calificativo que se revuelve ante la ponderada obra del pintor.

La muestra reúne más de un centenar de obras entre lienzos de gran formato, dibujos, cuadernos de notas y otras piezas que forman parte de su complejo proceso creativo, y que repasan «la asombrosa fertilidad productiva» de este artista que con 56 años aúna una trayectoria de casi cuatro décadas.

Ese carácter prolífico fue resaltado por quien le dirigió su tesis de doctorado en la facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco, Javier González de Durana, quien ha comisariado la exposición que ha definido como «un fenómeno híbrido», entre retrospectiva y antología.

Esfuerzo

Lazkano, que tras vivir en diversos países reside ahora entre Euskal Herria y Nueva York, señaló que sus cuadros –exhibidos en algunas de las mejores galerías del mundo– son «una casualidad», ya que en realidad tiene «poquísima imaginación» y le «cuesta mucho sacar adelante» cada obra.

La muestra es un repaso rico en matices pues, además de sus famosos grandes cuadros (en el Parlamento de Gasteiz, Palacio Euskalduna, Metro Bilbao, Intercambiador de San Mamés, depósito de aguas en Gernika, Aula Magna de la UPV), presenta una serie de dibujos preparatorios, bocetos y cuadernos que permiten entender el proceso creativo que sigue el artista hasta la ejecución de sus obras definitivas.

Al desarrollarse de manera cronológica, la exposición permite conocer su evolución pictórica a través de sus viajes y también la conjunción de los principales motivos de representación en toda su obra: naturaleza y arquitectura.

«Me siento privilegiado por poder mostrar toda mi trayectoria vital» señala, pues exhibe el primer cuadro que pintó con nueve años, aunque su primer cuaderno lo creó a los cinco.

La muestra es para él «una invitación personal a pensar» sobre su propio trabajo, «una magnífica oportunidad para aprender» de sus «errores» y, a partir de ahora, «contar mejor».

Porque ese es y ha sido siempre su propósito: «Que podamos abordar la realidad que nos rodea de maneras diversas, romper maneras predeterminadas de ver las cosas», explica. La realidad, según él, «es muchísimo más rica, más compleja, de lo que nosotros mismos quisiéramos».

Asegura que su «trayectoria es caótica. Paso de una cosa a otra, de una ciudad a otra, de la naturaleza a la arquitectura, de la ciudad al paisaje, de las cumbres a las cavernas como una pelota de ping pong que va dando bandazos».

Lazkano afirma que todo es fruto de que la propia realidad es un caos y, como consecuencia, «aparecen estos cuadros, pero son una casualidad porque podían haber sido diferentes y seguro que bastante mejores».

Sus inquietantes paisajes, llenos de «carga energética», se deben a que necesita «dar sentido a lo complejo» y por eso le interesa especialmente «la idea del borde, del precipicio, del querer situarse 'a punto de'», pero puede ser tanto «del desastre como de llegar a la gloria».