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Clinton recibe el testigo para apuntalar el legado demócrata en la Casa Blanca

La ex secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton inició ayer una fase sin precedentes en la historia política estadounidense al aceptar oficialmente ser la candidata demócrata a la Casa Blanca, con la ilusión de continuar el legado de su marido, Bill Clinton, y del actual mandatario Barack Obama, si derrota a su rival republicano, Donald Trump.

La candidata presidencial demócrata Hillary Clinton tenía previsto anoche, durante su discurso de aceptación de su nomina- ción que cerró la convención del partido, expresar su convicción de que es necesario dar oportunidades a todos los ciudadanos para que busquen alcanzar su potencial y hacer un repaso de algunos de los principios que le han guiado a lo largo de su trayectoria política.

Se trata de la primera vez que una mujer disputará la Presidencia de EEUU en representación de uno de los dos grandes partidos políticos. Para eso Clinton recibió el miércoles el apoyo entusiasta del presidente, Barack Obama, en la convención del Partido Demócrata.

Obama dijo que nunca hubo hombre o mujer más capacitado y mejor preparado que Hillary Clinton para ocupar la Casa Blanca, incluyéndose a sí mismo y al expresidente Bill Clinton.

«¡Vamos a llevar a Hillary Clinton a la victoria este año, porque es lo que el momento pide!«, dijo Obama, quien afirmó que es la «candidata de la esperanza» y que el futuro, la grandeza y la fuerza de EEUU «no dependen» de su rival republicano, Donald Trump.

Esa noche, los demócratas nominaron a Tim Kaine, senador por Virginia y exgobernador, como candidato a vicepresidente de Clinton. Kaine criticó las «palabras vacías« de Trump, cuyas promesas desmontó. «No crean ni una palabra que salga de su boca», indicó.

El partido espera ahora poder suceder a Barack Obama, el primer presidente negro en la historia de EEUU, con Hillary Clinton, que sería la primera mujer en el cargo.

La aceptación de la candidatura por parte de Clinton, una formalidad necesaria, coincidió con un nuevo escándalo político protagonizado por Trump, quien ayer aseguró que estaba siendo «sarcástico» cuando pidió a Rusia que utilice a sus espías para investigar los correos electrónicos de Clinton cuando era secretaria de Estado.