A pesar de que la crítica del primer ministro galo, Manuel Valls, no fue dirigida directamente hacia el Gobierno, su declaración contrasta con la reacción del Gabinete después de la matanza en Niza el 14 de julio, que dejó 84 muertos. Entonces, el Gobierno rechazó reconocer la menor falla en el dispositivo de seguridad pese a las críticas de derecha y extrema derecha.

Valls admitió en una entrevista con el diario “Le Monde” que la decisión de la Justicia de liberar en marzo a Adel Kermiche, uno de los dos atacantes de la iglesia de Saint Etienne de Rouvray, en Normandía, fue un «fracaso». «Hay que reconocerlo», dijo. «Esto debe llevar a los jueces a un enfoque diferente, caso por caso, teniendo en cuenta las prácticas de disimulo de los yihadistas» subrayó.

Tras los atentados de julio, Valls abogó por prohibir la financiación extranjera de las mezquitas y por «inventar una nueva relación con el islam en Francia» y que los imanes sean formados allí. También el rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, sugirió «una cierta reforma en las instituciones» del islam.

Con el fin de atajar la propagación de ideas yihadistas, las autoridades cerraron en los últimos meses varias mezquitas consideradas salafistas.

Abdel Malik Petitjean, el segundo autor del ataque de Normandía, también fichado desde el 29 de junio, llamó a «destruir Francia» en un video difundido por un órgano de propaganda del Estado Islámico (ISIS), la agencia Amaq. «El tiempo ha cambiado. Vais a sufrir lo que sufren nuestros hermanos. Vamos a destruir vuestro país. Vamos a izar la bandera de la religión y la palabra de Alá», señaló.

También invitó a otros potenciales yihadistas a seguir su ejemplo para lograr «la victoria del islam» golpeando a los países de la coalición que combate al ISIS en Siria e Irak.

Petitjean pide a los musulmanes: «Salid con un cuchillo, es todo lo que hace falta, atacadlos, matadlos en masa», agrega.