Ledecky ya es la reina de Río
La estadounidense sumó en los 800 metros libre su quinta mendalla en estos Juegos y batió además su propio récord mundial.

Katie Ledecky se consagró como la reina de la natación de los Juegos de Río, tras colgarse ayer su quinta medalla, la cuarta de oro, al imponerse en la final de los 800 libre con un nuevo récord mundial. Firmó un tiempo de 8:04.79, con el que rebajó en 1.89 segundos la plusmarca que ella misma poseía desde el pasado mes de enero con 8:06.68.
Fue una marca que le permitió aventajar en 11.38 segundos a la galesa Jazz Carlin, que se colgó la medalla de plata tras un emocionante duelo con la húngara Boglarka Kapas, que se resolvió a favor de la anterior por solo 20 centésimas.
«Sólo me gusta nadar... rápido, no pienso en la distancia», una frase que explica la versatilidad de Ledecky, una nadadora capaz tanto de destrozar cualquier récord en las pruebas de fondo como de competir de tú a tú con las velocistas más rápidas del planeta.
Una capacidad de adaptación que le permitió, con tan solo 19 años, emular en Río la gesta protagonizada por una de las grandes leyendas de la natación mundial, su compatriota Debbie Meyer, en los Juegos de 1968, al colgarse el oro en los 200, 400 y 800 libre.
Triunfos, a los que sumar el oro conquistado en el 4x200 y la plata cosechada en el 4x100 libre, que magnifican la figura de una nadadora a la que a día de hoy nadie se atreve a poner límites. Ledecky es capaz de competir con las velocistas puras, como demuestran los 53.75 segundos que ha firmado este año en los 100 metros, así como de destrozar a la grandes fondistas, como atestigua el 15:25.48 que posee como récord del mundo en los 1.500 metros.
Un amplio abanico de pruebas que nadie podía prever que la estadounidense pudiera dominar, tras darse a conocer hace cuatro años como una excepcional fondista al colgarse el oro en los 800 libre en los Juegos de Londres con apenas 15 años.
Se trata de una evolución espectacular en la que la estadounidense parece haberse fijado un nuevo reto para los próximos años con la ampliación de su programa olímpico también a la prueba de los 100 libre.
Dirado evita el póquer de Hosszu
su parte, la también nadadora estadounidense Maya Dirado protagonizó una de las grandes sorpresas de los Juegos, tras arrebatar la medalla de oro a la húngara Katinka Hosszu en la final de los 200 espalda.
Hosszu, que hasta ahora contaba por oros sus presencias en la piscina del estadio acuático, se vio sorprendida por el excepcional último largo de la norteamericana, que logró adelantar a la magiar tras una emocionante remontada.
Fueron unos frenéticos últimos 50 metros en los que Dirado fue recortando brazada a brazada la desventaja de 38 centésimas con la que afrontó el largo final hasta tocar la pared por delante de Hosszu, que debió conformarse con la plata por solo 6 centésimas.
Completó el podio la nadadora canadiense Hilary Caldwell, pero muy lejos de la pugna por la medalla de oro.
Ervin sigue siendo el más rápido
Ya en la categoría masculina, el estadounidense Anthony Ervin volvió a confirmar su condición de nadador más rápido al ganar la final de los 50 metros libre con un ajustado crono de 21.40 segundos, una centésima mejor que el registro del francés Florent Manaudou. Tercero fue su compatriota Nathan Adrian. Ervin, que había contribuido al triunfo del equipo estadounidense en el relevo 4x100 libre, capturó su segundo metal dorado y se reencontró con el éxito en la distancia tras haber ganado los 50 metros libre en unos lejanos Juegos de Sydney 2000. En total, acumula cuatro medallas olímpicas: dos oros en 50 metros libre (2000 y 2016) y un oro (2016) y una plata (2000) en el relevo de 4x100 libre.
Schooling sorprende a Phelps en los 100 mariposa
El nadador de Singapur Joseph Schooling protagonizó la gran sorpresa de los Juegos Olímpicos de Río, tras arrebatar la medalla de oro a Michael Phelps en la final de los 100 mariposa. El estadounidense, que buscaba su cuarto título consecutivo en la prueba del hectómetro mariposa, no pudo contrarrestar la fulgurante puesta en acción del joven singapurés, que ya había advertido de sus intenciones tras marcar el mejor tiempo tanto en series como en semifinales.
De hecho, Schooling ya aventajaba en 52 centésimas al paso por los primeros 50 metros al norteamericano. Una diferencia que Phelps no solo no pudo recortar en el último largo, sino que vio cómo crecía y crecía hasta llegar a las 75 centésimas por las que finalmente Schooling, que estableció un nuevo récord olímpico con un tiempo de 50.39, se impuso finalmente al estadounidense. Fue el mismo tiempo al que llegaron el sudafricano Chad Le Clos y el húngaro Laszlo Cesh, que compartieron la plata con Michael Phelps, tras firmar los tres un idéntico crono de 51.14 segundos.
Minutos después de concluir la prueba Schooling seguía en un nube sin asimilar su hazaña. «No termino de creerme lo que he hecho. No tengo claro si lo he conseguido o si tengo que salir a nadar», declaró y añadió que espera que «este título abra expectativas al deporte de mi país y sirva de ejemplo a los jóvenes, porque nunca habíamos logrado nada parecido».
Preguntado sobre lo que le había dicho Phelps al finalizar la prueba, Schooling señaló que sus palabras fueron: «Bien jugado. Ha sido una bonita carrera». reconoció también que animó al estadounidense a continuar cuatro años más, a lo que le respondió que «de ninguna manera».GARA

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