Alberto PRADILLA
MADRID

Sánchez gana tiempo y abre el diálogo sin ofrecer su candidatura

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, lanza un movimiento ambiguo que parece obedecer más a su interés de mantenerse al frente del partido y su perspectiva de mejorar en terceras elecciones que a un intento de formar Gobierno. Abre el diálogo con todos los partidos salvo con EH Bildu, pero no se postula como candidato.

Pedro Sánchez se ha convertido en un maestro de la ambigüedad. Desde el viernes, cuando lanzó la inesperada apelación a las «fuerzas del cambio», se venía especulando con que el secretario general del PSOE buscaría a Podemos y Ciudadanos para un incierto pacto. Tras su comparecencia de ayer, saber qué es lo que realmente quiere es un misterio. Ofreció diálogo a todas las formaciones salvo a EH Bildu, descartó presentarse como candidato alternativo a no ser que tenga la investidura garantizada y aplazó la convocatoria del Comité Federal hasta que haya propuestas concretas.

Esta es, probablemente, la clave de que Sánchez intente capitalizar ahora el debate pero no especifique cuál es su verdadera intención. Parece más una estrategia pensada de cara a las terceras elecciones que un movimiento para evitarlas. Y, para ello, lo primero que debe garantizarse el secretario general del PSOE es el poder en Ferraz.

El primer objetivo de esta jugada parece ser neutralizar a sus rivales internos. No parece casualidad que justo ayer, en el mismo momento en el que él reunía a la Ejecutiva en Madrid, la dirección andaluza capitaneada por Susana Díaz anunciase que su apuesta sería que Mariano Rajoy de un paso atrás y negociar la abstención a otro candidato del PP. Sin embargo, si el nombre de Sánchez está en la quiniela, estas voces lo tienen mucho más difícil para presionar. ¿Cómo iban a apoyar a un jefe de Gobierno del PP antes que a uno del PSOE? ¿Cómo negarle a su líder la posibilidad de explorar mayorías? Con esta maniobra, además, Sánchez gana tiempo de cara al Comité Federal. Y si pasa el suficiente igual ni siquiera es necesario celebrar primarias para las terceras elecciones, lo que le mantendría un tiempo más al frente.

Nuevo eje discursivo

Al margen de las cuestiones internas, Sánchez introdujo ayer un elemento discursivo que le sitúa ya en precampaña. Atacó al PP, como es habitual, pero también puso en el punto de mira a Podemos y Ciudadanos. «Vinieron a renovar la política, no a bloquearla. Si yo me reúno con Rajoy, ellos deberían reunirse», dijo. Mensaje de cara a una nueva cita con las urnas: los partidos emergentes han provocado fragmentación y bloqueo. Idea subliminal: si volvemos al viejo turnismo, al menos será más fácil tener Gobierno.

En principio, las fechas de las reuniones se conocerán esta misma semana. Resulta significativo el cambio que ha dado Sánchez en tres días. El viernes apeló únicamente a los «partidos del cambio», que él identifica con Podemos y Ciudadanos. Ayer incluyó al PP, con quien mantuvo una reunión de cortesía de 20 minutos antes de la investidura de Rajoy. ¿De verdad hay algo que no se hayan dicho tras ocho meses de bloqueo?

Podemos y C´s desconfían y Rajoy se limita a proteger a Soria

Uno de los ejes del discurso de Pedro Sánchez es decir al resto qué vetos no deberían imponer a pesar de que su partido impone los suyos. Ayer cuestionó a Podemos y Ciudadanos su rechazo mutuo. Pablo Echenique habló de «castillos en el aire» por la propuesta del PSOE. Su homólogo en Ciudadanos, José Manuel Villegas, insistió en que los que deben entenderse son Sánchez y Mariano Rajoy. Este último suficiente tiene con defender el nombramiento de Juan Manuel Soria.A.P.