Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Captain Fantastic»

Rebeldes con causa

Entre los elementos más destacados que incluye “Captain Fantastic” figura la presencia “espiritual” del teórico de izquierdas Noam Chomsky dentro de un imaginario narrativo que se revela divertido y con empaque crítico. Lejos de ser tomado como una ópera bufa, la película de Matt Ross se mueve dentro de unas directrices de respeto hacia unos personajes que pueden parecer extremos pero que resumen su conducta ética y vital bajo unos principios dotados de una gran complejidad. La totémica presencia de Viggo Mortensen ejerciendo funciones de patriarca de una prole de críos, goza de un cuidado perfil y su conducta –aunque pueda parecer forzada en muchas ocasiones– no se asemeja a la de un furibundo ermitaño que clama por las bondades de la Madre Naturaleza. El atípico clan que retrata el filme vive aislado en la espesura de un bosque y a Mortensen le corresponde ejercer del mentor que, además de alimentar intelectual y culturalmente a sus seis hijos, les enseñará a desenvolverse en un lugar alejado de la civilización y del consumismo salvaje. Llegados a este punto, en el que este filme nos recuerda levemente a “La costa de los mosquitos” o “Hacia rutas salvajes”, el argumento revela el giro que dotará de sentido a esta fábula moderna, el obligado regreso a la civilización que coquetea con la fórmula que tan buenos réditos dio a “Little Miss Sunshine” a la hora de mostrar una familia un tanto discordante con lo “normal”.

Es una lástima que la película sea lastrada por imágenes tan llamativas como la escena en la que esta troupe luce sus mejores y pintorescas galas en un funeral, porque más allá de esta explosión de moda y colores, predomina la idea de unos outsiders nada marcianos que abanderan un modelo de revolución atrincherada en la familia. Una curiosa lectura anticapitalista y antisistema que inspira situaciones tan cómicas como profundas.