Mikel INSAUSTI
EL HOGAR DE MISS PEREGRINE PARA NIÑOS PECULIARES

Tim Burton encuentra por fin un material literario acorde con su creatividad fantástica de los inicios

Aunque Tim Burton tiene detractores y defensores a partes iguales, unos y otros han coincidido con respecto a su bajón creativo de los últimos años, por culpa de proyectos que no se ajustaban a su verdadero talento creativo. Por fin ha ido a encontrar en la novela de Ransom Riggs un material fantástico muy acorde con el estilo artístico que exhibió en sus comienzos, a pesar de que su situación actual dentro de la industria de Hollywood le impide una total libertad. Me refiero a que Riggs se inspiró para su obra en fotografías antiguas en blanco y negro, en las que los personajes adquieren una dimensión fantasmagórica, y por ello se sirvieron de ilustraciones para su libro. Esa sensación se pierde en la película en color, por más que el director ha tratado de evitar el uso y abuso con los efectos digitales que tanto se le había criticado últimamente. En cualquier caso, su versión cinematográfica anda más cerca de las películas de superhéroes debido a que ha escogido como guionista a Jane Goldman, que no por casualidad escribió “X-Men: Primera generación” (2011). Y ocurre que los niños peculiares del título son asimismo mutantes y se enfrentan a monstruos en lugar de a villanos, si bien no han de salvar al mundo, dado que se encuentran atrapados en un bucle temporal que les sitúa en los años 40.

Estos extraños seres habitan un orfanato localizado en una misteriosa isla perdida frente a la costa de Gales, y por donde se aventura un adolescente (Asa Butterfield) intrigado por las historias que le contaba su abuelo (Terence Stamp), para lo que necesitará la ayuda de una joven llamada Emma Bloom (Ella Purnell), que le servirá de guía, y cuya capacidad para flotar en el aire no será desaprovechada. En cuanto a la directora del atemporal colegio, hay que decir que Burton la ha imaginado como una versión siniestra de Mary Poppins. Y es que Miss Peregrine (Eva Green) posee la facultad de convertirse en un halcón. Luego hay una niña que come por la nuca, dando lugar a escenas surrealistas muy a lo “Bitelchús” (1988), película de la que su autor prepara secuela.