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Bombardier se queda fuera de la puja por el «macropedido» del TAV

Los proyectos de alta velocidad ferroviaria se mueven a un ritmo cada vez más lento. Este juego de palabras se basa en datos recogidos en el Estado español, donde la licitación de obras del AVE se redujo en un 75% hasta agosto, y del Estado francés, donde la empresa Alstom está atravesando un periodo de muchas dificultades. En este contexto, la canadiense Bombardier, que dispone de una planta en Trapagaran, ha sido excluida de una importante adjudicación.

Bombardier ha sido descalificada del concurso público abierto por Renfe para contratar el suministro de treinta nuevos trenes AVE y su posterior mantenimiento, un pedido valorado en 2.642 millones de euros, según confirmaron a Europa Press fuentes de la compañía ferroviaria canadiense, que dispone de una planta en Trapagaran.

El fabricante americano ha quedado fuera del proceso al no cumplir con el pliego de las condiciones del contrato, tal como el diario “Expansión” adelantó en su edición de ayer. De esta forma, la puja por el “macropedido” de trenes AVE, el primero que la compañía lanza en más de una década, se dirimirá entre CAF (Beasain), la alemana Siemens, la francesa Alstom y la española Talgo.

Esta operación se está llevando a cabo mientras, según Seopan –la patronal española de grandes constructoras–, la licitación de nuevas obras de construcción de líneas ferroviarias de AVE está «congelada», ya que descendió un 75% en los ocho primeros meses del año, hasta los 212,75 millones de euros. Este monto arroja un recorte de 650 millones respecto a los 870 del mismo periodo de 2015.

Pese a las modificaciones

Bombardier concurría con su modelo “Zefiro” y tenía previsto abordar el grueso de los trabajos en la fábrica de Trapagaran y en sus centros de ingeniería de Madrid. Como informó el Gobierno de Lakua coincidiendo con la visita de Iñigo Urkullu a la factoría el 26 de setiembre (el lunes siguiente a la jornada electoral), esta cuenta con una plantilla de 180 trabajadores y se dedica a diseñar, ensamblar y suministrar sistemas de propulsión y tracción eléctrica para cualquier tipo de aplicación ferroviaria.

La firma canadiense queda fuera del concurso después de que Renfe tuviera que modificar los pliegos del mismo y volver a lanzarlo al presentar Bombardier un recurso contra las condiciones de licitación originales. En virtud de este cambio, la operadora pública tuvo que suprimir de las condiciones del concurso los puntos que otorgaba al hecho de que el pedido se produjera «en España».

«Las condiciones de financiación que plantea el contrato supone a los fabricantes realizar unas provisiones tan exigentes que obligan a encarecer las ofertas», indicó a Europa Press el presidente de Bombardier en el Estado español, Álvaro Rengifo, el pasado mes de junio.

El Gobierno francés intenta salvar la cuna industrial de sus trenes de alta velocidad

El Gobierno de François Hollande y la empresa Alstom anunciaron este martes que inyectarán 70 millones de euros para salvar del cierre la planta de fabricación de trenes del grupo en Belfort, al este del Hexágono, de donde salió el primer tren de alta velocidad (TGV) francés.

El plan, presentado de forma conjunta por el secretario de Estado de Industria, Christophe Sirugue, y por el presidente de Alstom, Henri Poupart-Lafarge, prevé también el encargo de 21 trenes de alta velocidad y 20 locomotoras diesel para averías. De esta forma, se garantizaría la carga de trabajo hasta el año 2020, lo que parece poner fin a la incertidumbre para esta planta, sobre la que pesaba una amenaza de cierre en 2018, anunciado por la propia dirección el mes pasado, lo que suponía para la región el fin de los 400 empleos que soporta. Esto había sido calificado como una catástrofe industrial para un territorio muy dependiente de la actividad de esta emblemática fábrica, abierta en 1879 y cuyo cierre se estaba convirtiendo en un símbolo de la decadencia industrial del Estado francés.

A siete meses para las elecciones presidenciales, el Gobierno del PS no podía quedar indiferente ante esa situación y el anuncio del plan permitió al primer ministro, Manuel Valls, asegurar que «se ha salvado» la planta de Belfort. Precisamente, la intervención del Ejecutivo para salvar esa factoría ha generado las críticas de quienes consideran que se trata de un remiendo electoral que no propone un auténtico plan de futuro a la empresa ferroviaria. GARA