Dice el nuevo mantra del fabricante de ocurrencias políticas más dicharachero, Pablo Iglesias, que se acaba de inaugurar la legislatura del epílogo. ¿De qué novela, historia o cuento es el epílogo que vuelva a estar Mariano Rajoy jurando el cargo de presidente del gobierno del reino de España? A todos los que vivimos siempre entre especulaciones y análisis desde la ilusoria postura de creernos saber algo, nos pierden las palabras que nos hacen crecernos ante la puta realidad. Escribimos una frase y nos damos por satisfechos porque consideramos que ya hemos hecho nuestra parte de acción revolucionaria del día. Después miramos la cotización de la bolsa o pedimos a nuestros inquilinos el alquiler.

Vi, como un veinte por ciento de la audiencia, “Salvados”. Porque lo que me anunciaba tenía enjundia y porque debía Jordi Évole solucionar un problema, no podía emitir una entrevista lejana en el tiempo y así lo hizo, realizada al día siguiente de su dimisión y en el mismo de su emisión.

Lo anterior, el encuentro con los cuatro militantes del PSOE de Madrid, Andalucía, Catalunya y Valencia, me pareció bastante sustancial. Muy adecuado. La muestra de un partido en descomposición, sin rumbo ideológico.

Lo de Pedro Sánchez tiene su miga. Una buena entrevista, un acto de propaganda, un desembarco mediático de primer nivel, una actitud del entrevistado muy firme. Sentados en una mesa de bar, dando el perfil bueno a la cámara y hablando de asuntos peliagudos, con denuncias claras, contra la prensa, contra el Ibex, contra los poderes fácticos. Una bomba contra los actuales dirigentes del partido de Susana Díaz, ese problema grave para la democracia española. Y reconoció que todo es porque no se admite la asunción de Podemos. Un auténtico epílogo a una carrera política efímera.