Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «La llegada»

Saber idiomas es la mejor y más segura arma de futuro

La buena narrativa de anticipación es la que abre nuevos mundos a la mente, y de un tiempo a esta parte con la moda apocalíptica ahogando cualquier argumento futurible de ciencia-ficción se nos había olvidado algo tan esencial como que la utopía no está reñida con el avance científico. “The Arrival” es una muy agradecible excepción, que sueña con la armonía universal basada en el conocimiento, porque no nos conoceremos a nosotros mismos hasta que no profundicemos en la comprensión de la realidad que nos es ajena. Por eso considero que la presencia extraterrestre es en la película una metáfora de lo importante de los encuentros entre las civilizaciones, en cuanto confirmación de la necesidad de desarrollar la teoría de la comunicación en todas las direcciones imaginables, ya sea a través del tiempo o del espacio.

Si ahora sabemos tanto de nuestros antepasados es gracias a la interpretación de los signos y pictogramas que dejaron dibujados en las paredes de las cavernas. “The Arrival” hace suyo el postulado de Sapir-Whorf basado en la idea de que el lenguaje determina el pensamiento, con lo que al aprender un idioma desconocido cambia nuestro esquema mental. Lo que la raza alienígena de la película enseña a la humanidad es que el arma del futuro son las lenguas, independientemente de que sean habladas o icónicas. Para llegar a aprender la lección las potencias deberán superar el viejo sistema de las tensiones militares dentro de la consabida crisis política.

Se puede decir que “The Arrival” es una película de tesis, fiel a la concepción que Kubrick acuñó de ciencia-ficción filosófica, sin dejar de lado el espectáculo visual y cinematográfico. No es nada fácil tocar en Hollywood temáticas tan complejas, creando a la vez inquietud y suspense en el gran público. El quebequés Denis Villeneuve ya tiene un sitio entre los grandes por saber hacerlo.