Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Aliados»

Un respetuoso guiño al pasado

Supongo que hay cineastas veteranos que en pleno imperio de los efectos digitales tienden a lanzar una mirada nostálgica al pasado y topar con el primitivo encanto del clasicismo quizás para rodar ese tipo de filmes que un día amaron en el pasado y que siempre soñaron con dirigir.

En el caso de Robert Zemeckis, un autor que siempre ha querido apostar por los últimos avances para desarrollar su trabajo, “Aliados” le ha supuesto ese instante de autocomplacencia en el que ha querido plasmar sus propios anhelos cinéfilos, una excusa para no perderse definitivamente en esos limbos virtuales de última generación que muchas veces amenazan con sepultar definitivamente el viejo encanto de esa especie en extinción llamada celuloide. La nueva propuesta del autor de películas como “Forrest Gump” se divide en dos partes muy evidentes. En la primera topamos con una variación en color de aquellos clásicos melodramas enmarcados en aquella Segunda Guerra Mundial que fue teñida en blanco y negro legendario gracias a obras como “Casablanca”. En este punto, Zemeckis en momento alguno pretende emular la obra mayor de Michael Curtiz –hubiese sido un suicido– lo que sí hace es jugar con sus arquetipos para apuntalar las bases de la segunda parte, preparar el camino para el desarrollo de un thriller bélico en el que Brad Pitt y Marion Cotillard dan una vuelta de tuerca a los personajes que encarnaron Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en la mencionada “Casablanca”.

El resultado de este trabajo es un producto bien acabado visualmente y en el que la pareja protagonista realiza una notable composición de sus respectivos personajes dentro de un conjunto con evidentes irregularidades y que al menos cumple con su cometido de entretener.