Amaia U. LASAGABASTER
Derbi en Ipurua

Demasiado cerrojo para el Eibar

Con un largo historial común a sus espaldas, Eibar y Alavés se estrenaron como rivales de Primera. Con mejor resultado para los albiazules, que se llevaron un punto bien trabajado contra un equipo que se estrelló en la muralla visitante para ver cortada su racha en casa.

EIBAR 0

ALAVÉS 0


Día de estrenos en Ipurua, donde, pese a su largo historial común, Eibar y Alavés disputaron su primer encuentro en la élite. Aunque pareció que llevaran haciéndolo toda la vida porque el choque se atuvo a los tópicos: muchísima intensidad, pocas ocasiones y ningún gol.

No todas las novedades fueron tan felices, al menos para el conjunto azulgrana, que se había acostumbrado a levantar los brazos en casa y, después de tres victorias consecutivas al calor de su gente, tuvo que conformarse con el punto. Con un resultado, como el encuentro, también inédito: es la primera vez que el marcador de Ipurua se queda petrificado en el 0-0 inicial desde que los azulgranas arribaron a Primera División.

Algo que, de todos modos, cabía prever desde el mismo momento en que Mauricio Pellegrino dio a conocer el nombre de los once futbolistas elegidos para jugar de inicio. El técnico argentino apostó por un dispositivo de seguridad a la vieja usanza. Ni códigos numéricos, ni escáneres láser, ni cámaras térmicas. Una buena provisión de cadenas y cerrojos, amontonados entre su portería y el círculo central, que fue donde se desarrolló prácticamente todo el partido. Y las llaves, al fondo del mar. Y aunque los azulgranas estuvieron dispuestos hasta a enfundarse el traje de buceo, rescatarlas y probar cada una de las cerraduras, durante demasiados minutos les faltó calma para hacerlo en orden, malogrando todo su esfuerzo. Y cuando consiguieron afinar, fue la falta de puntería o la inspiración del guardameta o la poblada defensa visitante los que le dejaron con las ganas.

Frustración, en todo caso, común a muchos de los equipos que han recibido esta temporada la visita de un Alavés que, de hecho, incluso pudo llevarse una recompensa mayor, como ya le ha sucedido en otros escenarios, más complicados que el propio Ipurua. Tanto que, el morrocotudo susto final, con un rápido contragolpe que dejó un cuatro contra dos en el área eibarresa, sustituyó el chasco por el alivio en la parroquia local.

No habría parecido justo, teniendo en cuenta con qué tesón afrontó el Eibar una tarea que se sabía complicadísima desde el mismo arranque del encuentro. Y que las ocasiones, si no abundantes ni especialmente claras, corrieron en su inmensa mayoría del lado local.

Con la consabida entrada de Yoel y Escalante –ocupando las vacantes de los lesionados Riesgo y Fran Rico–, a las que se unió la inesperada presencia de Rubén Peña como acompañante de Sergi Enrich en punta, el cuadro armero entró al partido con ganas. Quizá demasiadas, lo que provocó que los desengaños se acumularan rápidamente, enervando al equipo de José Luis Mendilibar. Tampoco es que el Alavés cerrara el campo por completo –Peña y Enrich, con posible penalti al balear, se plantaron en el área nada más arrancar el choque, como también lo hicieron después Pedro León, el propio Peña o de nuevo Enrich–, pero supo hacerlo en los espacios y momentos idóneos para impedir, bien que el balón llegase al área en condiciones, bien para que encontrase un rematador en buena posición. Y todo ello sin olvidar totalmente a Yoel. Dos faltas botadas por Theo y, sobre todo, una escapada de Manu entre los dos centrales, bien pudieron asestar un golpe definitivo al Eibar.

Porque que el autor del primer gol se llevaba el partido se adivinaba como el tópico con más vigencia del encuentro. Después del descanso el Eibar redobló esfuerzos para que ese tanto fuera suyo.

La entrada de Adrián y, sobre todo, de Capa se dejaron notar para bien, aunque la mejor ocasión fue para uno de los que ya estaba, un golpe colocadísimo de Pedro León a la escuadra que repelió el larguero. Pero también el Alavés dio un pasito hacia la victoria con los cambios. Deyverson, Edgar e Ibai refrescaron el ataque albiazul, provocando que en la recta final del encuentro pudiera pasar cualquier cosa. Incluyendo el contragolpe, en clara superioridad, de los visitantes que, con el noventa sobrepasado, estuvieron a punto de sentenciar el choque.

No pasó y el primer asalto en la élite se saldó con reparto de puntos. La revancha, el próximo abril en Mendizorrotza.