Alex Txikon se va al Everest en invierno y sin oxígeno
Los polacos Krzysztof Wielicki y Leszek Cichy lo lograron hace 36 años pero con la ayuda de bombonas.

Alex Txikon pretende escalar el Everest (8.848 metros) en temporada invernal, sin usar oxígeno artificial y en una expedición con pocos integrantes. En ella le acompañará Carlos Rubio (28 años), cuya última actividad puntera ha sido la escalada en los Alpes de la reputada vía "Divina providencia", a vista, lo que le ha valido el premio federativo a la mejor actividad del alpinismo europeo.
Los otros dos miembros de la aventura, que partirá el próximo 25 de diciembre, serán dos experimentados cámaras de montaña, también alpinistas, Aitor Bárez y Pablo Magister, encargados de la filmación de la escalada al objeto de hacer una película. Sólo contarán con cinco sherpas para equipar la cascada del Khumbu, la zona de bloques de hielo que une el campo base con el uno, un laberinto de seracs que necesitan ser equipados con escaleras y cuerdas. A partir de ese punto, pasada la cascada, equiparán la montaña solos acarreando ellos con el material. Irán por la ruta normal, la sur, y su idea es instalar cuatro campos de altura. Txikon explicó que no sabe si coincidirán con alguna otra expedición con la que poder colaborar, en ningún caso competir.
Saldrán de Bilbo hacia Katmandú el día de Navidad y esperan estar en el campo base para el 5-6 de enero. Después, las condiciones de la montaña marcarán el avance, con la previsión de intentar la cumbre del Everest a finales de febrero.
Coronar la cima del mundo durante la dura temporada invernal –con temperaturas mínimas de -60 grados y vientos de hasta 150 km/h– sólo ha sido logrado hasta ahora por una pareja de alpinistas polacos, el legendario Krzysztof Wielicki y Leszek Cichy, en un hito que data ya de 1980. Ascendieron en pleno invierno, pero utilizando oxígeno embotellado y con una expedición de 20 miembros y numerosos sherpas.
Nadie ha vuelto a conseguir superar en invierno este gigante y, por supuesto, nadie lo ha logrado sin la ayuda de oxígeno artificial. Éste es precisamente el doble reto a batir de la nueva expedición, en el que una de las claves de la aventura es que el de Lemoa se apoyará en un muy reducido equipo de colaboradores. Además, el equipo grabará la experiencia con el objetivo de inmortalizarla en una película, con una «muy cuidada fotografía» mezclada con la última tecnología audiovisual, para «intentar mostrar la soledad y el aislamiento de los alpinistas durante una aventura invernal», según señalaron en el acto de presentación de ayer.
La idea del equipo es centrarse en el lado «más humano» de la expedición, haciendo partícipes de la misma al equipo encargado de la filmación. «Se trata de plasmar la vida en el cam- po base, con muy pocas horas de luz y temperaturas extremas, el equipamiento de la peligrosa cascada de hielo del Khumbu, la aclimatación subiendo cada vez más alto y bajando por la montaña en numerosas ocasiones, así como el ataque a cumbre como guinda final», explicaron.
Consideración de doping
El mérito de la ascensión sin oxígeno artificial se constata con que el 99% de los alpinistas que van al Everest lo hacen usando botellas y que la Asociación Mundial Antidopaje (AMA) incluye su utilización para actividades deportivas de montaña como doping desde el año 2007.

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