Iñaki URIARTE
Arquitecto
EL FRONTÓN EN IPAR EUSKAL HERRIA

Arquitectura e identidad, un patrimonio en el paisaje

El autor ofrece una síntesis argumental de la conferencia sobre el frontón en Iparralde contemplado desde las amplias consideraciones antropológicas y culturales que inspira, la novena consecutiva que como cada año organizada por GARA se celebra en estas fechas y que mañana impartirá en Guggenheim Bilbao Museoa a las 12 con entrada libre.

El pasado 18 de abril se celebró el Día Internacional de los Monumentos y Sitios Históricos, que promulga ICOMOS este año con el lema “El Patrimonio del Deporte”, por lo que parece oportuno considerar el frontón como un importantísimo legado centrado en Iparralde donde su presencia es una característica en numerosos pueblos. Su inconfundible silueta disputa con la torre de la iglesia la hegemonía del horizonte en los núcleos rurales y urbanos como destacada afirmación de una arquitectura caracterizadora del pueblo.

En la recopilación de frontones históricos de Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa surgen tipologías diversas según su emplazamiento y configuración. El frontón es un frente, una pared de piedra, inicialmente de pequeño tamaño que en ocasiones todavía permanece con su textura original, como en Aldude con posteriores ampliaciones y de proporciones próximas al cuadrado, sin pared izquierda, rematada por un elemento ornamental curvilíneo y algunos raseados y pintados de color rosáceo, sus principales diferencias con Hego Euskal Herria.

Es habitual que en los frontis figure su nombre, año de construcción, el escudo pintado de la población, placas con frases alusivas al juego, Aldude, Esnazu, o en recuerdo de pelotaris del pueblo, Urruña, Azkaine. El más antiguo de los existentes en la actualidad es el de Ziburu de 1926 en su céntrica plaza y muy referido en la pintura por notables artistas.

El juego vasco de pelota en sus diversas modalidades como actividad lúdica popular el Jeu de Paume, o Place du Rebot con el frontón en un extremo generó un amplio espacio alargado y consecuentemente una forma urbana trascendental en la configuración de numerosos pueblos que afortunadamente junto con sus frentes arquitectónicos de los edificios más representativos como la Herriko Etxea constituyendo su plaza y en ocasiones la única como Armendaritze, Beskonze, Heleta, Iholdi, o Irisarri. Otra tipología espacialmente más reducida la constituye el frontis exento, una pared única adosada a algún edificio, Aldude, Arbona, Baigorri o anexa a la iglesia y el cementerio en Barkoxe y Lukuze.

Antropología. Considerando el juego de pelota como una expresión del modo de ser del pueblo vasco en su aspecto lúdico con muchas modalidades, esta peculiaridad de esparcimiento con una pelota frente a la pared está muy arraigada en todos los pueblos de Euskal Herria por pequeños que sean pero se manifiesta en la actualidad especialmente en Ipar Euskal Herria y también en Nafarroa donde se encuentran centenares de frontones.

El turismo con estancias prolongadas pero más restringido se estableció en Ipar Euskal Herria con predominio en poblaciones playeras Hendaia, Donibane Lohizune, Bidarte, Getaria, Angelu, Biarritz, con balneario Kanbo, en villas de excepcional belleza Ainhoa, Azkaine, Sara, o más interiores con rango de capitalidad Donibane Garazi y Maule, especialmente por la monumentalidad arquitectónica del lugar e importancia. El juego de pelota se convierte en un aliciente como espectáculo para entretenimiento de veraneantes que admirarán la agilidad, destreza, belleza del juego y considerarán a los pelotaris personajes famosos, destacando alguno con carácter de leyenda como Chiquito de Cambo.

Esta afluencia exigirá mayor espacio y acomodar al elegante público en unas gradas en ocasiones aprovechando los desniveles del terreno en el centro del pueblo, Sara, Ainhoa, y algunos muy concurridos aunque periféricos incluso con cubrición, Angelu, Biarritz, con lo que el espacio de juego se convierte en un recinto deportivo con sus graderíos y entradas. En estos casos la caracterización del frontón como plaza en su sentido de espacio público no existe y su emplazamiento no es tan céntrico, Donibane Garazi, Urruña, Senpere.

En la gran mayoría de los pueblos la permanencia del frontón como plaza libre o Jeu de Paume es de gran interés urbanístico y social ya que en su espacio acontecen los aspectos más notables de la vida del lugar. Desde antaño concurren los juegos de las criaturas, celebraciones festivas, kantaldis, procesiones, ferias, agrícolas, brocantes. Azkaine, Getaria y Ezpeleta con su Pottoka Feria de ganado, son los más representativos. Un entorno de cafés, restaurantes y hoteles permite desde la contemplación del juego y otras actividades, especialmente desde que los ayuntamientos se concienciaran en la importancia del espacio con la prohibición de aparcamiento.

Afortunadamente hoy en día existe una importante actividad de partidos especialmente a lo largo del verano cuando se celebran además de campeonatos de cesta punta en frontones cubiertos, otros muchos de exhibición con jóvenes pelotaris, Azkaine, Bidart, Biriatu, o de iniciación a la pelota en Maule.

Identidad. Como manifiesta en 1969 el filósofo alemán Martin Heidegger (1889-1976) en su obra “Die Kunst und der Raum” (“El Arte y el Espacio”), «las cosas no solo pertenecen al lugar, son el lugar».

La presencia del frontón en un espacio público tiene consideraciones que deben ser destacadas. Su sencilla construcción, una arquitectura mínima convertida en escultura que por reiteración adquiere el carácter representativo de una sociedad, tanto en su sentido de creación de un lugar y espacio comunitario y obviamente por la sensibilidad de haberlos mantenido.

El frontón se perpetúa como un paraje que por su singularidad, arquitectura y belleza convierten estos lugares en algo más que un paisaje ambiental tradicional, en una inequívoca y monumental referencia espacial antropológica con su significado identitario como un patrimonio cultural propio de la cultura vasca frente al mundo.