M.I.
LA AUTOPSIA DE JANE DOE

Forzada conexión entre ciencia y esoterismo

A pesar de que “The Autopsy of Jane Doe” ganó el Premio Especial del Jurado en el festival de Sitges, lo cierto es que este thriller terrorífico responde a una idea que solo funciona a medias. La película se parte en dos por su mitad, como si fuera un barco que choca con un iceberg. Inicialmente funciona muy bien, gracias a una puesta en escena realista de lo que es la autopsia de un cadáver, siempre más cerca del cine médico que de la estética gore. Pero esa base científica sirve únicamente para generar una tensión y un misterio, que los guionistas no han sabido resolver de un modo mínimamente coherente. Motivo por el que recurren al fantástico puro para explicar lo inexplicable, y así lo que era la investigación en la morgue de las huellas físicas de un crimen sádico se convierte finalmente en el típico caso paranormal por obra y gracia de un supuesto ritual de brujería que se remonta a los tiempos de la colonización en Salem. Toma spoiler.

Lo del spoiler es broma, porque siempre se acaba en lo mismo y no descubro nada si digo que se suceden los apagones de luz y sustos de rigor. Es una pena porque la primera incursión en el cine anglosajón del noruego André Ovredal apuntaba maneras, aunque su “Troll Hunter” (2010) era mucho más original. Aquí, lo mejor con mucho es la interpretación de Brian Cox.