Irati Jimenez
Escritora
JO PUNTUA

La gente tonta

Menciona un programa de televisión de éxito en un corrillo de gente entendida y habrá quien arrugue la nariz como si oliera comida caducada. «¿Tele?» dirán, parafraseando a Mafalda con la sopa; «detrás de la línea ideológica, por favor». No la tienen, no la ven o les medio suena lo que dices, pero –como yo– hace tiempo que solo ven series en el ordenador. La televisión es el único medio de comunicación del que personas bien informadas prescinden sin rubor y cuya ausencia llevan como una insignia de honor.

Hay tertulias golpistas, pero no se habla de radiocaca. Hay miles de libros y artículos horrendos, pero no hay literomierda. Lo que hay es telebasura, un estigma que planea sobre la tele y por cuya vigencia conviene preguntarnos porque... ¿a quién conviene? ¿No estará sirviendo para rebajar el nivel de exigencia a los contenidos? ¿Para perpetuar condiciones laborales infames? ¿Para ignorar el debate sobre el control de los medios? ¿Para aplazar eternamente la necesidad de canales públicos alejados de la propaganda de los partidos?

Me temo que despreciar la televisión es peligroso porque despreciar la televisión es útil.

Por eso, urge un debate sobre la tele. Sobre todo, urge dejar de insultar a «la caja tonta» para así dejar de insultar a «la gente tonta». Y es que pocas veces es la izquierda tan poco meritoria del apoyo popular como cuando ofende a quienes debe defender. Pocas veces nos equivocamos tanto como cuando despreciamos un culebrón, una comedia o un drama entre celebrities solo porque es «basura». Porque ahí, en esa basura, se está generando un proceso de identificación y de conexión con las grandes experiencias humanas y mirarlo por encima del hombro es ignorar los valores de la colectividad y de la emoción, ese profundo conocimiento que hemos aprendido a desoír desde las razones de la política y de la academia como si fuera un molesto ruido de fondo.

Luego miramos nuestros tristes índices de audiencia y nos sorprendemos.