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Al menos once muertos en el ataque en el metro de San Petersburgo

Al menos once personas murieron y decenas resultaron heridas en un atentado en el metro de San Petersburgo, la segunda ciudad rusa y en la que se encontraba el presidente, Vladimir Putin. Además, en otro punto del metro se neutralizó otro artefacto aún más potente que el que causó la matanza.

Al menos once personas murieron y 45 resultaron heridas ayer por una explosión ocurrida en un vagón del metro de San Petersburgo, mientras el tren circulaba entre las estaciones del Instituto Tecnológico y de Sennaya, en una línea muy frecuentada que atraviesa el centro de la segunda ciudad de Rusia.

El Comité Nacional Antiterrorista informó de que se había encontrado una bomba de fabricación casera en otro punto de la red, en la estación de Ploshad Vosstaniya, «que fue detectada a tiempo y neutralizada». Ese artefacto, hallado dentro de un extintor, tenía una potencia de un kilogramo de trilita, varias veces mayor que el que explotó, según fuentes oficiales.

El presidente, Vladimir Putin, que se encontraba en la ciudad para participar en un encuentro con periodistas, dio su pésame por las víctimas durante un breve discurso, poco antes de entrevistarse con su homólogo bielorruso, Alexandre Lukashenko. «Por desgracia, hemos empezado nuestro encuentro con este trágico acontecimiento. Las causas todavía se desconocen y aún es pronto para hablar de ellas, la investigación las determinará. Por supuesto, siempre estudiamos todas las posibilidades: accidental, criminal y, sobre todo, un acto con carácter terrorista», añadió Putin.

Poco después, las autoridades rusas anunciaron oficialmente la investigación por un «acto terrorista». Las autoridades cerraron todas las estaciones del metro y también prohibieron el tráfico en el Prospekt de Moscú, una larga avenida de San Petersburgo, en la que las ambulancias se dirigían a toda velocidad hacia el lugar de la explosión.

«Estaba en el metro (...) En la estación del Instituto Tecnológico, el tren se detuvo, pero las puertas no se abrían. Por la ventana, vi a gente con cascos y cuatro cadáveres», explicó un jubilado, Viacheslav Veselov, a la AFP. «He visto salir a la gente, estaban como sordos, muchos se agarraban la cabeza. Los socorristas los atendieron muy rápidamente», relató Galina Stepanova, de 38 años. A las afueras de la estación del Instituto Tecnológico, Natalia esperaba noticias de su madre. «Estaba en el metro, no sé cómo está, no logro contactar con ella», dijo.

Las primeras imágenes difundidas mostraban un tren destrozado por la explosión y numerosos viajeros que trataban de sacar a las víctimas de entre los restos del vagón siniestrado. Según Interfax, la bomba estaba dentro de un maletín que habría sido dejado en el vagón por el «organizador del ataque».

Los últimos atentados en suelo ruso fueron cometidos por la guerrilla islamista de Chechenia. A su vez, el Estado Islámico (ISIS) acabó en octubre de 2015 con la vida de 217 turistas rusos al volar un avión de pasajeros en Egipto. Los servicios de seguridad rusos anunciaron en varias ocasiones haber desmantelado células yihadistas que se disponían a atacar Moscú y San Petersburgo. El opositor Gary Kasparov insinuó la sospecha de que el atentado sirve a la agenda política de Putin de recurrir al miedo ante las recientes protestas contra la corrupción.