Al término de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el ataque químico que causó al menos 86 muertos –30 de ellos menores– el pasado martes en Jan Sheijun, en el norte de Siria, los países miembros seguían discutiendo de manera informal un borrador ya que, ante las reticencias rusas, no se llegó a poner en agenda ninguna votación.

Ante el bloqueo, Estados Unidos sugirió que podría tomar por su cuenta medidas de respuesta. «Cuando la ONU fracasa repetidamente en su deber de actuar de forma colectiva, a veces los Estados nos vemos forzados a emprender nuestra propia acción», advirtió la embajadora estadounidense, Nikki Haley.

Haley se mostró muy crítica con la protección que Rusia está dando al régimen sirio en el Consejo de Seguridad. «¿Cuántos niños más tienen que morir para que a Rusia le importe?», se preguntó la vez que mostraba al resto de diplomáticos fotografías de algunas de las víctimas del supuesto ataque químico. «No podemos cerrar nuestros ojos a esas imágenes. No podemos cerrar nuestras mentes a nuestra responsabilidad de actuar», señaló. Insistió en que el ataque tiene el «sello distintivo» del régimen de Bashar al-Assad y recordó que el Ejército sirio ya utilizó en el pasado sustancias químicas. «Si no estamos preparados para actuar, entonces este Consejo seguirá reuniéndose mes tras mes para expresar su indignación a nuevas noticias de armas químicas y eso no se acabará», agregó.

A la vez, el presidente de EEUU, Donald Trump, advirtió de que el régimen sirio «ha cruzado muchas líneas por detrás de la línea roja», hasta el punto de reconocer que «mi actitud hacia Siria y Al-Assad ha cambiado. Esto que ha sucedido es inaceptable», sin llegar a detallar en qué se concretará este cambio de actitud. La pasada semana el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, afirmaba que no hay alternativa a Al-Assad en el poder.

Trump avanzó que los responsables de esta «afrenta para la humanidad» recibirán un «mensaje» como respuesta. No obstante, ante la petición de más detalles se limitó a responder «ya lo veréis».

El presidente reconoció que ahora él es el responsable de la reacción de EEUU a este tipo de acciones, pero volvió a criticar a su predecesor, Barack Obama, por no aprovechar la «oportunidad» de resolver el conflicto «hace mucho tiempo», cuando fijo la línea roja del uso de armas químicas.

Rusia renueva su apoyo a Siria

En la ONU Rusia había considerado «inaceptable» el proyecto de resolución presentado por EEUU, Estado francés y Gran Bretaña en el Consejo de Seguridad para condenar la matanza del ataque químico. Además aseguró que sigue apoyando al Ejército sirio pese a las acusaciones contra Damasco desde los países occidentales. «Rusia y sus Fuerzas Armadas continúan la operación de apoyo a las operaciones antiterroristas para la liberación del país que conduce el Ejército de Siria», dijo Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.

Y dejó entrever que vetaría la resolución presentada en el Consejo para castigar al régimen de Damasco. «Como mínimo, Rusia aportará de manera argumentada los datos que fueron desvelados por Defensa».

Se refería a la declaración del Ministerio de Defensa ruso que apuntaba a que el gas tóxico estaba almacenado por los rebeldes. Explicó que la aviación siria bombardeó durante una hora un depósito de armamento de los insurgentes que albergaba un taller para la producción de armas tóxicas destinadas a Irak.

«Desde este enorme arsenal de armamento químico, los combatientes las enviaban al territorio de Irak. Su utilización por los terroristas ha sido demostrada tanto por las organizaciones internacionales como por el Gobierno de ese país», apuntó el Ministerio.

El representante de Rusia ante la ONU, Vladimir Safronkov, dijo que no sería serio que el Consejo de Seguridad aprobara una resolución sin haber hecho una investigación objetiva sobre el caso, del que dijo solo existen «falsos reportes». Se debe hacer «una investigación completa para averiguar qué pasó y quién fue responsable», insistió el diplomático ruso.

Por su parte, el Gobierno sirio denunció la reponsabilidad de los rebeldes y Turquía. «Las organizaciones terroristas y aquellos que las apoyan han cometido esto para culpar al Estado sirio. El Ejecutivo sirio ha informado de que los grupos terroristas introdujeron sustancias tóxicas en el país desde Turquía para su uso posterior», declaró el embajador sirio en Moscú, Riad Haddad.

«Siria niega categóricamente cualquier empleo de gases tóxicos tanto en el pasado como en el futuro, fuera en Jan Sheijun o en cualquier otra localidad» del país, aseveró Haddad, quien insistió en que el Ejército sirio «no tiene armas químicas», y recordó su adhesión a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas en 2013. Pero las acusaciones occidentales seguían sucediéndose y el presidente francés, François Hollande, exigió sanciones contra el régimen sirio y «una respuesta de la comunidad internacional a la altura de este crímen de guerra». Su represen- tante en la ONU, François Delattre, denunció «crímenes de guerra a gran escala». «El recurso al gas tóxico constituye un crimen de guerra y los crímenes de guerra deben ser tratados como tales», coincidió la portavoz de la canciller alemana, Angela Merkel. El embajador británico en el Consejo, Matthew Rycroft, acusó a Moscú de «defender lo indefendible».

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se sumó a las acusaciones: «Más de cien personas murieron por las armas químicas en Idleb. Al-Assad, asesino, ¿cómo vas a responder por esto?». Erdogan reprochó además la pasividad de la comunidad internacional.

Irán, aliado del Gobierno sirio, condenó «el uso de armas químicas, independientemente de quién las haya usado o quiénes sean las víctimas».

Efecto de gas sarín y olor a lejía

Los médicos trataban ayer aún de salvar las vidas de los heridos más graves entre los 160 afectados por el ataque. Entre los 72 muertos, al menos 20 eran niños, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un balance que podría aumentar.

Médicos Sin Fronteras (MSF) confirmó que las víctimas atendidas por su personal médico presentan síntomas compatibles con la exposición a un agente neurotóxico como el gas sarín, desde pupilas dilatadas y espasmos musculares hasta defecación involuntaria.

Un equipo médico de MSF está prestando apoyo al servicio de urgencias del hospital Bab al-Hawa, en la provincia de Idleb, y pudo confirmar los síntomas en los pacientes. Los médicos de MSF pudieron visitar otros hospitales donde están recibiendo tratamiento las víctimas del ataque, e informaron de que los pacientes desprendían un olor a lejía, lo que sugiere que habían estado expuestas a cloro.

«Estos informes apuntan con firmeza a que las víctimas del ataque a Jan Sheijun estuvieron expuestas a, al menos, dos agentes químicos diferentes», según la ONG.

Erdogan afirma que las operaciones en Siria se extenderán a Irak

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, confirmó ayer que la intervención en Siria continuará y que aunque la «Operación Escudo del Eufrates» se haya dado por concluida, la presencia turca se mantendrá en nuevas ofensivas, que tendrán otro nombre y no se limitarán a Siria sino que incluirán a Irak. En una entrevista en la cadena de televisión turca NTV, y utilizando un argumento panturco, Erdogan señaló que «está Tal Afar. Está Sinjar. Tenemos parientes en Mosul», en referencia a localidades iraquíes en las que hay presencia de la comunidad turcomana.

Turquía lanzó en agosto de 2016 la «Operación Escudo del Eufrates» en el norte de Siria con el objetivo tomar el territorio ocupado por el Estado Islámico (ISIS), pero, sobre todo, de impedir la expansión de la zona bajo control de las milicias kurdas que también combaten al ISIS.

Ankara no solo respalda a fuerzas rebeldes sino que desplegó sus soldados sobre el terreno. El anuncio de Erdogan podría provocar una dura respuesta de Irak, que ya ha reclamado en numerosas ocasiones a Turquía que retire un contingente que mantiene desplegado en la base iraquí de Bashiqa. Ambos países alcanzaron en enero un acuerdo sobre su retirada. Ankara entrena en ella a milicianos suníes para proteger a la población turcomana en un despliegue que, según Irak, constituye una violación de su soberanía nacional.GARA