El «grande sin un grande» ya tiene su chaqueta verde
El castellonense Sergio García aguantó cuatro días en primera línea y se llevóel Masters de Augusta en el que debutó Jon Rahm, que cedió el último día.

«La verdad es que sigo siendo el mismo, aunque estoy muy satisfecho y muy orgulloso no solo de cómo he estado en el campo, sino también de toda la gente que me ha apoyado y todos los que han estado ahí desde el principio de mi carrera», dijo Sergio García inmediatamente después de la ceremonia de entrega de la chaqueta verde de ganador del Masters.
Han pasado exactamente dieciocho años desde que José María Olazabal se vistiera su segunda chaqueta y de que un imberbe García llegara por primera vez con 19 años al legendario recorrido de Augusta en compañía de su padre y compartiera las rondas de prácticas con Seve Ballesteros y la estrella estadounidense Tiger Woods.
En este tiempo, al que siguen llamando “El Niño”, se ha convertido en el golfista del que se decía que era «un grande al que le faltaba un grande». Ya lo tiene después de un mano a mano hasta el hoyo 73 con el inglés Justin Rose (-9), al que superó en el primero del desempate. Mientras García y Rose se batían en los últimos hoyos, iban quedando atrás los estadounidenses Charley Hoffman, líder de la primera jornada, y Jordan Spieth, ganador de la edición de 2015 y claro favorito de los aficionados locales, que repitió el error del año anterior y volvió a caerse al agua.
Las preferencias de aficionados y comentaristas empezaron a cambiar a partir del segundo día, cuando García, que ha necesitado 74 participaciones en majors para ganar su primer grande, se puso colíder, posición que rondaría casi hasta el final.
Hasta el actor Mark Wahlberg, que llegó a Augusta el domingo, confesó su preferencia por él. «‘El Niño’ es muy bueno, tiene muchas posibilidades. Es el nuevo ‘muñeco’», dijo la estrella de Hollywood en su peculiar castellano cuando Sergio García se disponía a salir al campo.
Agotado en su estreno
Si para Sergio García, el final fue el soñado, a Jon Rahm se le complicó todo. Terminó dos golpes sobre el par, después de anotarse diez bogeys, dos doble bogeys y un triple bogey, que no pudo compensar con 12 birdies y un eagle, durante los cuatro días de competición. «Ha sido una experiencia bonita y me quedo con los dos primeros días», dijo Rahm, que se levantó cansado y mareado en la mañana del domingo, tras varias semanas de competición incesante. Los altibajos del joven de Barrika fueron fruto de su aguerrido estilo de juego y las penalidades y los caprichos del recorrido del Augusta National.
Rahm terminó con un triple bogey en el último hoyo empatado en el puesto 27 de la clasificación (+3), a once golpes del líder, pero dando muestras de su gran juego, anotándose un prodigioso eagle con un tiro desde el collarín del green en el 13 y un birdie en el peligroso par 5 del 15 con un tiro al más puro estilo de Phil Mickelson, su mentor en Estados Unidos.

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