Kiko Moraiz
Economista
GAURKOA

La liebre, la tortuga y las elecciones en el Reino Unido

Las similitudes de la campaña electoral en el Reino Unido con la fábula de Esopo son remarcables. May, que tenía una gran ventaja de partida, se ha comportado de forma arrogante y se ha dormido en los laureles, confiada de su superioridad. Corbyn ha caminado paso a paso sin desviarse un centímetro de su meta. Sin importarle los insultos y bromas, empezó la campaña despacio hasta conseguir reducir la ventaja de 20 a 8 puntos. May ya no tiene la certeza de ganar, y la victoria sería pírrica. Estas elecciones nos ofrecen una interesante moraleja.

La abultada ventaja de la que gozaba May cuando convocó las elecciones es el resultado del oportunismo político de May y el papel de la prensa en el Brexit. Tras la dimisión de Cameron, May, que también estuvo en el Remain Camp, aprovechó la traición de Michael Gove a Boris Johnson para hacerse con las riendas del partido. La carambola terminó con la remodelación del gobierno del que salió Gove (Roma no paga traidores) y entraron Boris como ministro de exteriores y otro conocido brexiter, David Davis, a cargo de las negociaciones con la UE. Con el giro pro-Brexit, May se deshizo del resto de sus opositores, en particular de George Osborne, y nombró un gabinete en el que nadie le hiciera sombra.

Entonces, la prensa entra en plena sintonía con el partido conservador. Es significativo que en este momento el UK Independence Party pierde casi toda su influencia en la política británica. Después de sellar la victoria del Brexit, la prensa se ceba con Corbyn. Hay que asegurar el voto del UK Independence Party para el partido conservador. Esto es tácticamente difícil puesto que es también un voto trabajador, afectado por la política de austeridad, la precariedad laboral, el estancamiento de los salarios y el encarecimiento de la vida. La estrategia es atacar al nuevo líder del partido laborista. El ataque a Corbyn no tiene precedentes. Ha recibido un aluvión de críticas de todos los lados, en la mayoría de los casos, totalmente infundadas. Le han calificado de pro-terrorista, stalinista, anti-judío, racista, no convertido, hervíboro islingtoniano (barrio del que es diputado), puritano mal vestido y payaso.

Y es tal la fuerza con la que Corbyn es atacado, que sus propios parlamentarios se asustan e intentan un golpe de estado interno para derrocarle. Los parlamentarios laboristas le acusan de incompetente e incapaz de liderar al partido. Corbyn hace frente a críticas dentro y fuera del partido. Muchos le piden que dimita pero él da muestras de solidez y control. Mientras tanto, May sabe que en el partido conservador hay grandes divisiones acerca del Brexit. Dándose cuenta de la ventaja que le dan las encuestas hace otro movimiento oportunista y convoca elecciones. Esta vez para obtener una amplia mayoría que le permita negociar en Bruselas. Pero yo creo que el motivo es aprovechar el momento para afianzar su liderazgo en el partido.

¿Cómo ha conseguido Corbyn darle la vuelta a la tortilla? Las claves de la remontada se basan en tres factores: su liderazgo personal, su estrategia política y la campaña de base Momentum.

El liderazgo de Corbyn y su estilo personal se ha dejado sentir durante la campaña. Jeremy es diferente y se está ganando al electorado de una forma que antes era impensable: ha rechazado la práctica del spin (apoyarse en media gurus para manipular la opinión pública); responde a las preguntas de forma honesta sin irse por las ramas; no controla las preguntas de los periodistas antes de las entrevistas, no trabaja con las compañías de Big Data para utilizar el miedo y las preocupaciones de los electores en su campaña; ha pedido a su partido que se enfoque en acciones positivas, y no en remover cloacas y organizar ataques personales, y le preocupa la gente normal, de una forma genuina. Por ejemplo fue criticado por no aceptar la invitación a la ceremonia de inauguración del campeonato mundial de rugby (un invitación a todo lujo) porque tenía una reunión para ayudar a sus vecinos con un problema de vivienda.

La estrategia de su campaña se encuentra en el polo opuesto a la de May. Ella se ha alejado de los votantes, sin dejar que le hagan preguntas en sus actos públicos, rehusando debates televisivos con otros líderes y haciéndose valer de la prensa amarilla para menoscabar la reputación de Corbyn como su única estrategia política.

El siguiente factor en la subida de la popularidad de Corbyn es su manifiesto. El programa de gobierno de Corbyn es muy popular y ha recibido mucha más aceptación que el del partido conservador. Corbyn escucha y sabe lo que la gente necesita. Sanidad, educación, seguridad y vivienda. No es física cuántica, son cuatro cosas pero le da una gran ventaja sobre May porque es algo que no está en la genética del partido conservador. La prensa británica, en manos de un grupo de multimillonarios se dio cuenta de esto hace tiempo. En la campaña por el Brexit consiguió convencer al electorado de que la inmigración es la responsable de la presión y el mal funcionamiento de los servicios sociales. Y todos sabemos el resultado.

Ahora Corbyn nos dice que tiene un plan para mejorar los servicios sociales. No es una respuesta radical. Corbyn no quiere nacionalizar empresas porque es comunista. Quiere nacionalizar las compañías de tren para que funcionen bien. Su plan es viable, quizás con algunos agujeros (como es normal en un manifiesto electoral) pero con las cuentas claras y transparentes. Si consigue que el electorado confíe en su capacidad de llevar a cabo este plan, May se verá en problemas. Y por eso, se multiplican los ataques personales contra Corbyn.

El tercer factor que explica la remontada de Corbyn es el movimiento de base Momentum. El partido laborista ya no es un partido obrero pero tiene una base política que es activa y que todavía cree en valores básicos del socialismo. Y sobre todo, Corbyn ha logrado conectar con la juventud. Momentum ha logrado movilizar a una masa humana que ha conseguido avivar la campaña y contrarrestar el efecto de los medios de comunicación. Momentum no es un movimiento en facebook. La campaña de Momentum la hace gente real cara a cara. Ha organizado una gran cantidad de militantes (viejos y nuevos) dando a la campaña una gran dosis de energía y frescura. En muchos aspectos no es muy diferente de otros movimientos progresistas en Europa, pero la diferencia es que este se produce en un partido con una base política y social histórica.

Estos tres elementos ha puesto en jaque a May. Corbyn ha llegado y ha propuesto cuatro cosas fundamentales que son sostenibles, siempre y cuando hagamos pagar más a los tienen más. Hace mucho tiempo que nadie se atrevía a proponer una subida de impuestos. Esto ha puesto nerviosa a May y a muchos más: a los millonarios que son dueños de los periódicos; a los que esperan hacer muchos millones a costa de la privatización de la sanidad; a los que tienen dinero en los paraísos fiscales, etc.

La incertidumbre es muy grande. La campaña está completamente influenciada por el Brexit, el futuro del Reino Unido está en juego tanto en lo que se refiere a las relaciones con Europa como a la cohesión interna (Escocia, Irlanda), y los problemas de seguridad. Si Corbyn consigue enfocar la atención en la necesidad de invertir en los servicios públicos, puede que May se lleve una amarga sorpresa. Quien hubiera dicho, que una tortuga lenta y viejita, pasito a pasito, llegaría tan lejos. Corbyn ya ha ganado puesto que ha conseguido reenfocar el debate y movilizar a una gran parte de la sociedad. May necesita una amplia mayoría, si no la consigue se verá en problemas. Hay una masa crítica dispuesta a luchar en contra cada uno de los recortes. A May se le acaba el oportunismo. Por haberse dormido en los laureles.