Se conoce que el historial de finales en el Grand Slam de Garbiñe Muguruza tiene pegado consigo la sombra de las hermanas Williams. La vasco-venezolana conseguía ayer el pase a su segunda final de Wimbledon después de barrer a la eslovaca Magdalena Rybarikova por un doble 6-1 y espera en la final a la mayor de la saga de las Williams, después de que esta superara a la tenista local Johanna Konta por 6-4 y 6-2.

Casi sin sudar, la finalista en Wimbledon 2015 lograba de nuevo el billete para la finalísima en All England Club. En poco más de una hora, Muguruza completó una suerte de entrenamiento con público y ante una sparring que en ningún momento se lo creyó, ni estuvo cerca de parar a la caraqueña.

«Mi tenis está bien, físicamente estoy bien y eso hace que luego en la pista pueda hacer una gran actuación», señaló Muguruza, que tras su triunfo de ayer se instala en la octava plaza del ránking de la WTA, con aspiraciones de saltar al cuarto lugar si se impone en la final.

El temple de Venus Williams

Garbiñe Muguruza regresa a la final de Wimbledon, dos años después de quedarse con la miel en los labios ante una Serena Williams que en aquel año estuvo muy cerca de ganar los cuatro grandes torneos.

Esta vez, a la guipuzcoana de Caracas le tocará jugar ante la mayor de la saga, una Venus Williams que, a sus 37 años, se deshizo de Johanna Konta con suficiencia y mucho temple. Logró romper el saque de la británica en el décimo juego del primer set para establecer el 6-4 y a partir de ahí, el triunfo de la norteamericana vino rodado. Williams supo jugar con los nervios de Konta, y cerrando el partido con un gran passing, accedía a su ¡novena! final de Wimbledon, después de ganar en 2000, 2001, 2005, 2007 y 2008, y caer en la finalísima de las ediciones de 2002, 2003 y 2009.

«Es imposible no estar nerviosa. Pero estar nerviosa significa estar a tope y creer que vas a ganar», reflexionaba Muguruza.