Miren LACALLE
IRUÑEA
Entrevue
JOSU ARTEAGA
ESCRITOR Y CANTANTE DE LA BANDA DEL ABUELO

«La palabra es un campo de batalla donde no debemos ceder un milímetro»

El grupo de Arrasate, publica su nuevo trabajo, «Rockanroll mailu bat da / El rockanroll es un martillo». Esta vez vienen fuertemente armados con un disco-libro en el que el bajista y cantante del grupo, Josu Arteaga, suma a las canciones la munición de seis de sus relatos, tras la buena acogida de su novela «Historia universal de los hombres gato».

“La poesía es un martillo”, escribió Gabriel Aresti. Y La Banda del Abuelo remacha el golpe versionando el verso en su último trabajo “Rockanroll mailu bat da/ El rockanroll es un martillo”, un disco-libro con seis canciones, seis relatos y 666 ejemplares a la venta. Es el sexto trabajo del grupo de spaguetti-rock, como alguna vez se han definido a sí mismos, y esa es la estética de la banda: forajidos, pieles rojas, enterradores… Sus querencias musicales son igualmente salvajes, pues abrevan de bandas como Motörhead o La Banda Trapera del Río. Llevan en el corazón un jabalí y este tatuado en los colmillos poemas de Sarrionandia o Antonio Belarte Sorkampana, poetas de referencia del grupo, a quienes vuelven a saquear versos para samplear sus letras.

Pero, además, esta vez Josu Arteaga incluye seis cuentos que ha ido disparando en diferentes antologías de cuentos y revistas. Seis auténticos martillazos literarios que siguen la estela de su novela “Historia universal de los hombres-gato”, publicada originalmente por Alberdania y reeditada por Desacorde (la editorial madrileña que también edita este disco-libro). En él la pluma faca de Arteaga abre nuevas vetas literarias con historias urbanas, algunas de las cuales (como el extraordinario relato “El bombo o “La bomba”), cuentan además historias de bandas de rock. Ofrece su visión de la sociedad actual, evoca el Bilbo de su juventud y hace balance de sus veinticinco años de carrera.

El primer disparo parece obligado, ¿por qué un disco-libro?

Por una parte porque la gente agradece formatos cuidados y también porque tras ese pequeño ‘éxito’ que ha supuesto ‘Historia universal de los hombres gato’ y su reedición, traducción al francés y próxima aparición en México, me pedían que volviese a escribir. Como no tenía ni tiempo, ni ganas, ni necesidad, hemos recopilado seis relatos desperdigados y los acompañamos con unas cuantas canciones que nadie nos pedía pero que sí teníamos necesidad y ganas de grabar.

Las conexiones literarias están claras desde el título, «El rockanroll es un martillo», que versiona el verso de Aresti, pero también han vuelto a «robar» versos a otros de los poetas de cabecera de la banda.

Por ahí aparecen otros guiños a Sarrionandia, Laboa y a nuestro poeta salvaje por excelencia: Antonio Belarte, del que en todos los trabajos de los abuelos aparece de una manera u otra. Nos gusta leer y creemos que el de la palabra es un campo de batalla en la que no debemos ceder ni un milímetro. No debemos ceder ni las calles, ni por supuesto la palabra a aquellos que la manejan, la vacían y la prostituyen a su antojo ya sea desde los poderes o desde el reguetón.

«Nire aitaren duplexa defendituko dut», escuchamos en la primera canción… ¿Creen que el rockanroll y la poesía siguen siendo martillos útiles para sacudir tanto acomodamiento, tanta pasividad y conformismo?

No somos ilusos, pero en estos tiempos oscuros donde una nueva Edad Media se nos cierne, necesitábamos escribir estas canciones para decir que no vamos a quedarnos en casa viendo OT, ‘el furgol’ y quejándonos por Facebook. Ni la literatura ni la poesía ni el rock han cambiado nada nunca por sí solos. Por el contrario, lo que ha sucedido es que la literatura, la poesía y el rock han cambiado y en lugar de ser martillo, son mercachifle para estómagos de pintxo-pote y conciencias de dúplex-adosado. Tenemos que reapropiarnos de nuestras vidas, del territorio, ser autónomos y soberanos a todos los niveles y, por supuesto, reapropiarnos de la palabra escrita, hablada y musicada. Recuperarla para desobedecer y descolonizar mentes adocenadas.

Las letras de La Banda del Abuelo tienen un equilibrio muy difícil entre el humor y la rabia. ¿Cómo se mezclan esos dos componentes?

Hay mala intención cuando cantamos ‘Yo soy euskañol, euskañol, euskañol’, ‘Aitaren duplexa defendituko dut’, ‘Aberatsak gero ta aberatsaguak, pobriak gero ta tontuaguak’ o ‘Hi geratu hadi lo ta jango dek mehe’, pero lo hacemos con humor porque la sonrisa tampoco nos la van a robar, ni el latrocinio de los de arriba, ni la imbecilidad de los de abajo que lo amparan y aplauden. El humor también se está criminalizando en esta Edad Media a la que vamos, de mano del coaching y la plutocracia. Señal de que les duele y de que tenemos que perseverar en este campo también. La risa es la vacuna contra el miedo y lo que quieren es eso precisamente: borrarnos la sonrisa sembrando miedo, porque el miedo paraliza.

En cuanto a lo puramente musical, volvemos a encontrar macarrismo, rockanroll sin tontadas, puro y directo…, pero también es cierto que esta vez han tenido una producción más cuidada. ¿Cómo ha sido la experiencia?

Yo el único macarrismo que veo es el de Trump, Rajoy y demás eximios líderes. Macarrismo de corbata, insultante, corrupto, fascista y sinvergüenza. En nuestro disco hay vacileo no más. En cuanto a lo musical, perdimos a Txirikaua, nuestro didjeridoo y chamán y vernos como trío ha hecho que tengamos que apretar carnes en cuanto al sonido y rellenar huecos en el escenario. El resultado ahí está, no somos ni hipsters, ni modernos, ni llamamos muffins a las madalenas y nos gusta el rock de guitarras y sección rítmica contundente y las letras que cuenten cosas, más allá de radiotreseros supertrascendentes y pelmas, euskadigazteros empalagosos y guapos y seudoborrokas skas para hilo musical txosnero.

Trabajar con Jose Rosqueiro y Julen Gebara a los mandos de la producción ha sido para nosotros algo grande, por lo que hemos aprendido y por el resultado. La autogestión tiene sus limitaciones y en nuestro caso es más que evidente, pero José Rosqueiro, compañero antes que productor, ya nos había llevado el sonido en varios directos y nos teníamos ganas mutuas. Chapeau por ellos dos.

Entrando ya en la parte literaria del disco-libro, ya teníamos ganas de que Josu Arteaga recopilara sus relatos, desperdigados en antologías…

Desde Desacorde ediciones y tras la reedición de ‘Historia universal de los hombres gato’, siempre me invitaban a escribir algo nuevo, pero a mí me da mucho miedo eso que dice Sam Savage de ‘admiro a la gente que es capaz de escribir siete veces el mismo libro’. Prefiero ser autor de un solo título y no clonarlo hasta el infinito con diferentes tapas y títulos, así que les propuse recopilar cinco relatos publicados, más uno inédito y aderezarlos con un disco de la banda de la que formo parte y la idea les gustó. El resultado es vistoso y cuidado, un CD-libro casi fetichista, con su tapa dura, una maquetación sobria y elegante, unos relatos sin concesiones y un disco con una buena producción y factura ferretera. Trabajar con Desacorde y ver que lo mismo importa que te llames El Drogas, Evaristo, Kutxi o Arteaga, ayuda mucho.

A pesar de que sus relatos son la bomba –y el bombo–, casi todos los ha escrito porque alguien se los ha pedido. ¿Por qué no se prodiga más?

El de ‘Los dueños del viento’, Patxi Irurzun, tiene parte de culpa, por no decir toda, de que estos relatos fuesen escritos y publicados. El inédito ‘Funeral económico’ lo escribí por encargo de JG Izcue, voz y guitarra de la más grande banda de Euskal Herria, El Desvän del Macho. Él me dio el título y pronto saldrá en el interior de la carátula del single de su último álbum. Uno no puede negar nada ni a Irurzun, ni a JG Izcue, porque además de hermano de sangre de ambos, soy autoentronizado presidente vitalicio del club de fans del primero y discípulo fiel del segundo. Si ellos mandan Arteaga obedece.

Estuvieron presentando el disco en Azoka de Durango. ¿Cómo se sintió, un grupo como el de ustedes, más acostumbrado a gaztetxes y circuitos no comerciales?

Azoka es una ventana muy digna para la creación en un idioma minorizado, históricamente despreciado, perseguido, castigado, prohibido, ridiculizado, infantilizado y reducido a vehículo de comunicación con niños, servicio doméstico y animales de corral. Es cierto que hay algo de circense en ella, pero quizás porque no puede escapar a este mundo globalizado de imagen hueca, espectáculo y mercancía para vender, en el que vivimos. En cuanto a las condiciones para tocar son bastante mejorables (humedad, frío, falta de tiempo para probar sonido), pero da la oportunidad de decir ‘aquí estamos, esto es lo que hacemos’ y visibilizar la creación en un idioma que paradójicamente cuanto más conocido es, parece estar menos presente en la calle. Si además puedes formar parte de las referencias que visibiliza Musikazuzenean con ese militante musical que es Koldo Otamendi, pues de quitarse la txapela.

Para acabar, ¿cuáles serán las próximas fechorías de la banda?

Se nos quedó pendiente hace dos años, una gira por Cuba que no pudimos llevar a cabo por temas laborales, pero este año nos hace especial ilusión tocar en la cuenca minera de Huelva, donde tenemos un puñado de seguidores que sin tener relación vital o familiar alguna con Euskal Herria, nos siguen, nos pinchan y chapurrean nuestras canciones en euskara; también tocar en Madrid por supuesto, donde tenemos el orgullo de haber editado el mejor disco de rock en euskara de toda la historia de Vallecas y, por supuesto, tocar para nuestra gente (la kelo, AGAKO, EZ…) en casa.