Natxo MATXIN
OSASUNA

Castigan los mismos vicios

Los rojillos arrastraron un tempranero gol en contra, llevaron la iniciativa, pero el peligro lo puso el rival.

SPORTING 2

OSASUNA 0


La dinámica ganadora del Sporting como local –seis victorias consecutivas en El Molinón– pudo con un Osasuna que, aunque lo intentó, volvió a pecar de escaso mordiente en los metros finales. La escuadra rojilla sigue sin dar con un patrón de juego efectivo, muy horizontal, sin profundidad, a diferencia de su enemigo, que llegó con mucho mayor criterio, materializó y se quedó con los tres puntos.

Esa mayor posesión navarra se vio precipitada por el hecho de encajar demasiado pronto. Fue en la primera llegada local, fraguada por un Jony que fue el mejor de los sportinguistas y una auténtica pesadilla para un pitado Lillo, que no supo cómo parar a su marca. Cierto también que la buena asistencia del hijo pródigo asturiano la resolvió de manera impecable Rubén García, aunque de por medio hubo un movimiento extraño de Aridane, que no alcanzó con su testa el esférico.

Sea como fuere, el electrónico adverso obligó a los de Diego Martínez a llevar la iniciativa y, por ende, correr con todo el riesgo. De hecho, los anfitriones pasaron, favorecidos por el resultado, a un plan más conserva- dor, cerrando espacios, apretando la salida de balón rojilla y buscando cualquier error para correr rápido a la contra. Consecuencia de ello, Osasuna sí se hacía con el cuero, pero las ocasiones –pocas, todo hay que decirlo– caían del lado rojiblanco.

Ni un solo disparo entre los tres palos fue la raquítica renta de un equipo que enlazaba, triangulaba, se acercaba a los dominios del adversario e incluso centraba con criterio, pero le faltaba el remate final, lo que realmente vale en el fútbol actual. Sendos chuts muy desviados de Roberto Torres y Oier –este último dentro del área rival– resultaron lo más peligroso por el lado navarro.

Por contra, los pupilos de Rubén Baraja sí que generaron miedo con sus contadas aproximaciones, hasta el punto de dejar el choque muy complicado para los intereses osasunistas. Un cabezazo arriba de Carmona y el omnipresente Jony por partida doble, con un lanzamiento por encima del travesaño y, sobre todo, una punterita que no encontró portería y que muy bien pudo suponer el 2-0.

Más huecos y puntilla

El guion se disparó siguiendo la dinámica del primer periodo. Osasuna buscó darle un punto más tras el descanso, lo que también provocó más distancia entre líneas y huecos en la parte de atrás ante un Sporting que era precisamente lo que buscaba. Roberto Torres dispuso del primero y único chut a puerta visitante en un balón suelto, que empalmó, pero se encontró con un Mariño bien colocado.

Sin embargo, las ganas rojillas también trajeron consigo un desorden que fue in crescendo a medida que pasaron los minutos. Esa ansiedad, en la que tanto ha insistido el míster como un factor negativo, resultó mortal y fructífera para un Sporting que llegó mucho más entero, física y psicológicamente, al tramo final y decisivo del envite. Además de tener mucho más claro su manejo sobre el verde, sin complicarse la vida y con un juego rápido y vertical.

De ese modo, volvieron a ser los gijoneses quienes más cerca estuvieron de abrir más diferencias en el luminoso, hasta que lo lograron a falta de un cuarto de hora, cuando la enésima pérdida rojilla en la medular trajo consigo una buena conducción de Bergantiños –el doble pivote local fue ostensiblemente superior al visitante–, mejor asistencia del gallego y preciso desmarque y remate de Santos.

Osasuna, que estuvo en tris de perder también el gol average particular, salió una vez más trasquilado de El Molinón y dejando sensaciones de un quiero y no puedo preocupante. Y en poco más de una semana le aguarda otro reto de órdago, con la visita del Cádiz.