Amaia U. LASAGABASTER
EIBAR

El Eibar sucumbe al suplicio y se queda sin festejo

Un gol de Olivera sentenció el partido antes de la media hora y prolongó la mala racha en Ipurua de losazulgranas, incapaces de superar a un Getafe comodísimo con el marcador a favor.

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GETAFE 1

 

La fiesta de la permanencia sólo lo fue para el Getafe. Ni el Eibar, ni su afición, ni el espectador imparcial –menos que nadie, de hecho, sin ni siquiera el aliciente de los puntos– pudieron sumarse a la celebración tras 101 minutos de suplicio sólo aptos para forofos nivel enfermizo y adictos al fútbol.

Porque desde que Mathias Olivera marcó el que acabaría siendo, de forma nada sorprendente, el único gol del encuentro, el ¿espectáculo? se vio reducido al quiero y no puedo del Eibar ante un rival que tiró de todos sus recursos –buen posicionamiento, rigor, contundencia y también «el otro fútbol»– para que no sucediera absolutamente nada más. ¿Aburrido? Sí. ¿Desesperante? También. ¿Efectivo? Sin duda. ¿Lícito? Pues el único que puede decir algo al respecto es el árbitro y lo dio por bueno así que también. A nivel práctico poco o nada se le puede achacar al Getafe de un José Bordalás que está obteniendo un resultado excepcional con sus recursos: recién ascendido, maneja el presupuesto más bajo de la categoría y, a falta de cuatro jornadas para el final, ocupa la octava plaza. Se puede pedir pero no exigir que a nivel estético el rendimiento sea similar.

Aunque se habría agradecido en un mediodía caluroso como el de ayer, como recompensa a los que, en lugar de escapar a la playa, prefirieron acudir a Ipurua. No fueron demasiados –la quinta entrada más baja de la temporada, la peor en fin de semana – y la mayoría probablemente se arrepintió. También los aficionados japoneses, que volvieron a quedarse sin «su» duelo. Si en la primera vuelta Gaku e Inui jugaron pero no llegaron a coincidir sobre el césped, ayer ni siquiera se vistieron de corto.

Por parte del Eibar lo hizo un equipo más parecido al de Cornellà que al del derbi frente al Alavés. Sólo hubo cuatro cambios respecto al miércoles –Juncà. Diop, Orellana y Kike por Cote, Dani García, Jordán y Alejo–, con Rubén Peña de nuevo en punta aunque acompañado esta vez por Kike. El abulense protagonizó el primer chispazo, uno de los pocos, del partido, antes de que se cumpliera el primer minuto, con Capa y Pedro León que, encimado por Cabrera, acabó enviando fuera. El toque de atención bastó para que el Getafe cerrase filas y el aburrimiento cundiese en Ipurua. Peor aún, frente a la ausencia absoluta de errores en las filas madrileñas, a los locales les bastó cometer uno para que el partido se torciera definitivamente. Saque de banda, centro de Fajr y remate de Olivera en el segundo palo para hacer el 0-1 en el minuto 23.

Para un equipo como el Getafe –sólo Barcelona y Atlético han encajado menos goles–, una jugada definitiva. Lo sabían, probablemente, los propios azulgranas pero tiraron de profesionalidad para intentar alterar el guión. Eso les permitió ilusionar a su gente, aunque fuera en tramos cortos y dispersos, con la posibilidad de la remontada. Incluso tuvieron alguna ocasión clara, sobre todo con una gran jugada y posterior remate de Pedro León, que Guaita despejó en corto y Kike, incomprensiblemente, no supo remachar. Pero en la mayor parte del encuentro no hubo siquiera la posibilidad de encadenar más de dos pases. Como para marcar. El partido se fue consumiendo con un Getafe cada vez más cómodo y un Eibar desesperado con las continuas pérdidas de tiempo –justificada alguna, como la lesión de gravedad de Cabrera o el susto de Ángel, de premio interpretativo la mayoría– de su rival e incapaz de acabar con su mala racha en Ipurua, donde lleva mes y medio sin ganar.

 

José Luis Mendilibar: «Después del gol no ha habido juego»

Se sabía y quizá por eso duele más. Cometer un error ante un equipo como el Getafe es letal. Y a José Luis Mendilibar le molestó especialmente porque la semana pasada sucedió algo parecido frente al Alavés.

«Es lo único que puedo achacar al equipo», reconoció José Luis Mendilibar. «Es el segundo partido seguido en casa que no empezamos bien y nos marcan. Y luego no podemos marcar. Eso es culpa nuestra», asumió. A cambio, el equipo «se vació» intentándolo pero le resultó imposible ante un rival que se siente «muy cómodo» metido atrás.

Fue exactamente lo que hizo en cuanto marcó Olivera. «Hasta ese momento ha habido algo de juego, más o menos bonito, pero juego. A partir de ahí, ni continuidad, ni juego...», lamentó el técnico. Recordó que «de vez en cuando hemos hecho algunas jugadas. Hemos tenido una ocasión buena después del gol y si empatas igual cambian las cosas. Per no hemos acertado». Así que el Eibar se dio de frente con un rival al que «se le ve a gusto defendiendo así. No se ponen nerviosos, no cometen errores, están bien, salen presionando un poco pero luego dejan un delantero arriba y los demás defendiendo». «Han jugado bien, han hecho su fútbol y ellos están contentos jugando asi –añadió–. Les da igual. Y hay que darles su mérito».A.U.L.