El derechista Mario Abdo Benítez, hijo del secretario privado del dictador Alfredo Stroessner, ganó por estrecho margen la presidencia de Paraguay. «Me comprometo a ser factor de unión del Paraguay», dijo Abdo Benítez en su primer discurso tras ser proclamado presidente electo, en el que recordó a su padre como «un gran colorado».

Su elección fue saludada por el departamento de Estado de EEUU, que destacó «el compromiso de Paraguay con los valores democráticos».

«Marito», como se le conoce popularmente, ganó por 3,7 puntos de ventaja al liberal Efraín Alegre, candidato de la coalición de centro-izquierda Alianza Ganar. El resultado es muy inferior al proyectado en los sondeos, que llegaron a darle hasta 20 puntos de ventaja. Al aceptar su derrota, Alegre advirtió de que «que el cambio en Paraguay es irreversible, más temprano que tarde»,

Las elecciones, que tuvieron una participación del 61,40%, decidían también la composición del Congreso. Y aunque el partido Colorado ratificó la hegemonía que casi sin interrupción mantiene desde hace 70 años, las encuestas no le aseguran una mayoría que le garantice una cómoda gobernabilidad. Paraguay, que salió de 35 años de dictadura en 1989, ha vivido bajo la hegemonía colorada desde 1947, con la excepción del gobierno de Fernando Lugo (2008-2012), destituido en un juicio político.

«Los colorados tienen vocación de poder. Tienen un voto disciplinado (...) y un esquema de manejo del funcionariado intacto desde la época de Stroessner y que les da resultados electorales», explica la analista Ati Snead, de la firma de sondeos Ati Snead y Asociados.