Joseba ITURRIA
CICLISMO AMATEUR

Oier Lazkano, un debutante que se estrenó en Segovia

El alavés está contento con su adaptación a la categoría y piensa en mejorar antes que en dar el salto.

Oier Lazkano (Adurza, Gasteiz, 1999) estrenó el miércoles su palmarés sub'23 con la victoria en la primera etapa de la Vuelta a Segovia, la segunda de un debutante vasco tras la lograda por Unai Iribar en Lazkao.

El alavés ya fue cuarto en Natxitua, quinto en el campeonato nacional tras trabajar para Víctor Etxeberria y undécimo en el estatal. Buenos resultados para un debutante que ha trabajado para sus compañeros y sufrió una fractura de clavícula en Urretxu que le ha apartado de la competición mes y medio.

Confirma este año lo apuntado en una trayectoria ciclista que comenzó en alevines en la escuela del Aranako. Empezó a destacar y a ganar carreras en infantiles. Como cadete de segundo año logró trece victorias, entras las que destacaron la Aiarako Bira y la Vuelta a Araba, y el año pasado sumó diecisiete, entre las que sobresalió la Gipuzkoako Itzulia. Eso le permitió ir al Europeo y ser deseado por los mejores equipos aficionados.

Eligió al Caja Rural porque «estuvieron muy encima de mí, me dieron mucho apoyo. No me han metido presión, me han dado confianza y eso se agradece mucho». Correr en un equipo tan potente también conlleva trabajar para otros compañeros de más edad, pero el gasteiztarra tiene claro que «el ciclismo no es solo ganar. Tiene que haber un equipo detrás. He intentado ayudar y trabajar para el equipo, que también me da confianza en carreras de ir más por libre. Si quieres aprender y seguir avanzando en el deporte tienes que ir a un equipo grande para ayudar en lo que puedes».

«Tengo moratones del granizo»

De su victoria en Segovia destaca que fue «una carrera muy dura, todavía tengo moratones del granizo. Nos escapamos en el kilómetro 10, éramos tres, luego nos cogieron seis o siete y nos tuvimos que pegar con el granizo. Me veía con buenas piernas, en un corte final quedamos cuatro, ataqué a falta de 400 metros en el pavés de Segovia y no consiguieron seguirme».

No pudo defender el liderato porque acusó «el cansancio de la paliza del primer día, el segundo perdí más de un minuto y en el tercero más. Siendo de primer año no se puede aspirar a ganar ninguna vuelta, no tengo el cuerpo para ello. Ganó Pascual, que es de cuarto año y venía de concentrarse en altura. Es otro mundo. Pero acabé octavo a dos segundos del quinto».

Recuerda que en la segunda etapa «intentamos dar la sorpresa en el descenso de Cotos, que nos fuimos todo el equipo y Sebastián Mora y cogimos un minuto, pero en Navafría nos metieron un minuto ellos a nosotros. Fue una carrera muy bonita, todo el equipo estuvo conmigo y quedé contento con el triunfo y por el apoyo. Siempre es bonito devolver al equipo con una victoria toda la ayuda que me han dado todo el año».

Está contento con su adaptación a la categoría: «Es un ritmo muy diferente, pero por suerte hice una buena preparación en invierno y en mis primeras carreras en L’Essor Basque ya me vi bien. Comencé a andar adelante en Ataun y en el campeonato de España, una carrera muy exigente con 3.000 metros acumulados, acabar undécimo con tres de la Vasca por delante está muy bien, tanto la labor individual como de la selección. Fue muy dura por el kilometraje, por el nivel, por el calor y estar adelante es buena señal».

Correrá en Antzuola y Gatzaga y luego descansará para afrontar la recta final del calendario vasco con humildad porque entiende que hay otros corredores más veteranos o de más nivel para las Vueltas a Zamora y León. Asume ser un corredor que ha destacado: «Lo duro es andar mal y no acabar carreras. Si andas adelante tienes un plus de moral, pero debes mantener los pies en el suelo. No eres más por ganar una carrera o menos por no acabar. Siendo de primer año tengo claro que a corto plazo no voy a estar en profesionales y quiero seguir avanzando. Deseo mejorar principalmente en las bajadas. He tenido un par de caídas y he cogido miedo. Soy rodador, pero no subo mal, soy completo». De cara al futuro considera una ventaja estar en Caja Rural porque «tener el equipo pro te da un mínimo de seguridad y más motivación».

«Me apasionan las clásicas del pavés»

Oier Lazkano es capaz de codearse con los mejores escaladores de la categoría, pero con su 1,85 y sus 75 kilos de peso se ve más como un clasicómano: «Más que el Tour y las otras grandes vueltas siempre me han apasionado las clásicas belgas, las del pavés. Tengo en el recuerdo una París Roubaix que ganó Tom Boonen en 2012 tras atacar a 55 de meta y me quedé enamorado de esas clásicas. Son muy bonitas de ver, no hay un equipo que controle y la lucha es más pura».

De junior corrió la Classique Morbihan y el Europeo y reconoce que la presencia de un compañero de generación, Xabier Mikel Azparren, en esas clásicas este año «me dio una envidia importante. Tiene que ser muy bonito, estaría muy bien para mí correrlas». Espera tener la oportunidad el próximo año, en el que le encantaría disputar la Copa de España: «Me gustaría ayudar en lo que pueda. Estaré donde me manden porque el equipo está contento conmigo y yo contento con ellos». J.I.