Victor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

Amorth Vs Cataldo

Vuelve uno de los grandes maestros históricos del cine de terror. Vuelve William Friedkin. Vuelve el eterno deudor de horas de sueño. Quien nos condenara a noches enteras en vela... principalmente, recordemos, por aquel diabólico hito titulado “El Exorcista”. Aquella legendaria cinta de 1973 sigue cobrándose víctimas casi medio siglo después. No solo por su incuestionable carácter de clásico del género, sino también por el atípico epílogo que le buscó su propio autor el año pasado.

En la 74ª edición del Festival de Venecia se presentó mundialmente “The Devil and Father Amorth”, documental del amo y señor (cinematográfico) de los exorcismos, dedicado al amo y señor (en la vida real) de la práctica de marras. La propuesta está ahora disponible en Netflix, excusa tan buena como cualquier otra para proponer un díptico ideal para expulsar el mal que, en mayor menor medida, reside en nuestro interior.

Más de cuatro décadas después de adaptar la famosa novela de William Peter Blatty, Friedkin vuelve a las andadas incidiendo aún más en una de las tácticas más efectivas para despertar el terror. Esto es, difuminar las ya de por sí finas líneas que separan la realidad de la ficción. En estas que el veterano director nos presenta a la figura del Padre Amorth, personaje precedido por la más extensa hoja de servicios dedicados a, como no, los exorcismos.

A través de la filmación de dicho hombre en plena acción, y a través también de entrevistas con miembros de la comunidad científica, Friedkin pretende fusionar las inquietudes espirituales con las respuestas que solamente pueden hallarse en el reino de lo palpable. Horror crédulo a partir de la coartada del escepticismo. Pilar principal de una película desfasada en lo estético, pero de potente vigencia en aquello que más importa: el llamamiento a esa oscuridad que todavía acecha.

Para combatirla, nada mejor que convocar a más aliados. En Filmin encontramos “Libérame”, de Federica Di Giacomo, segunda incursión en este espacio dedicado a la no-ficción de exorcismos. Este documental, presentado también en Venecia (aunque en su 73ª edición), sigue los pasos del Padre Cataldo, pastor al mando de un rebaño siempre acosado por las fuerzas del Maligno.

La cineasta convierte la propuesta en un constante y a ratos muy acertado juego de equilibrios. Entre el relato íntimo y el colectivo, entre aquello que nos creemos y aquello que no, o si se prefiere, entre el terror y la comedia. Mientras las posesiones infernales se suceden en un remoto pueblo de la geografía italiana, el párroco de ahí afronta el problema como quien se enfrenta a otro día en la oficina.

En la escena más memorable del film, Cataldo se ve obligado a ejecutar un exorcismo a través de un teléfono móvil. El pobre hombre no da abasto, pero Di Giacomo sí. Su mirada, aparentemente inocente, se descubre como una estupenda terapia de grupo en la que salen a relucir los temores compartidos (a aquella película de 1973 volvemos)... y el modo en que estos perviven gracias a la retro-alimentación con el prójimo.