Victor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

Cineastas del presente

La 71ª edición del Festival de Cine de Locarno acaba de terminar, y a los cinéfagos nos ha dejado, como era de esperar, con ganas de más. Han sido once días intensos de proyecciones y de encuentros a orillas ticinescas del Lago Maggiore. Casi dos semanas en que el séptimo arte parece haber expandido los límites de lo real, y al mismo tiempo, ampliado sus propias fronteras.

Un tiempo de juego que, por suerte, acaba de entrar en una más que bienvenida prórroga. Y es que la plataforma Festival Scope, especializada en acercarnos la actualidad festivalera más candente, ha llegado a un acuerdo con el festival suizo para traernos, de forma gratuita (aunque limitada en el número de visionados) algunos de los títulos más relevantes de la siempre reivindicable sección Cineasti del Presente.

Para empezar, tenemos una de las sorpresas más agradables que encontráramos este año en dicha selección. La brasileña “Temporada”, de André Novais Oliveira, nos transporta a uno de los rincones más remotos de la nación carioca. La historia gira siempre alrededor de su protagonista femenina (convincentemente interpretada por una Grace Passô en estado de gracia), una mujer que deja atrás la gran ciudad para instalarse en Itaúna, una pequeña localidad cuyas autoridades acaban de declarar la guerra al dengue.

Con el telón de fondo de la lucha contra esta enfermedad contagiosa, el director y co-guionista se instala, a lo largo de casi dos horas, en un equilibrio casi perfecto entre drama y comedia. Los retazos de cine social que construyen la base del filme dan paso, poco a poco, a la contemplación naturalista de las angustias, pero sobre todo de las alegrías que dan sabor a nuestra intimidad.

Ejercicio preciso de manejo de zoom, que nos lleva de lo colectivo a lo personal, concretándose así un muy buen retrato de la vida tanto a nivel micro como macro. Novais Oliveira pasa de una óptica a la otra, y cambia de tono en la narración con la pausa y temple del mejor observador. Los altibajos por los que transita la historia se suceden de forma natural, ajenos a las necesiades impostadas de los géneros cinematográficos visitados. El resultado es una película brasileña moderna... que parece una pieza recuperada del mejor cine japonés clásico.

En un registro totalmente distinto se mueve Andrea Bussman en “Fausto”, su primer largometraje en solitario. Después de haber dejado huella en la Berlinale, dos años atrás, con “Tales of Two Who Dreamt”, volvió a hacer lo propio en Locarno con otro documental difícil de catalogar. Esto es, un objeto cinematográfico no identificado que nos lleva a regiones igualmente difíciles de reconocer.

Entre los mitos y los sueños que estos provocan, Bussman deformó la imagen y el sonido para ir recopilando viejas creencias e historias que, de algún modo, siguen calando en nuestro modo de ver y entender el mundo. Un viaje (en todos los sentidos) en el que se invocaron criaturas imposibles y experiencias alucinantes, que cristalizaron desde lo palpable del celuloide y desde lo intangible (e inmortal) del relato oral. Mezcla quintaesencialmente locarniense.