GARA
OBITUARIO

Annan, cabeza visible de Aiete y promotor de paz en todo el mundo

Kofi Annan, ex secretario general de la ONU desde el 1 de enero de 1997 al 31 de diciembre de 2006 y Premio Nobel de la Paz en 2001, falleció ayer a los 80 años en un hospital de Suiza, donde residía, «tras una corta enfermedad», según informó la fundación que él mismo creó para fomentar el desarrollo duradero y la paz, y que lleva su nombre. Fue la primera persona proveniente del África subsahariana y de raza negra en ocupar el cargo.

Promotor de paz en todo el mundo, fue la cabeza visible de la Conferencia Internacional para Promover la Resolución del Conflicto celebrada el 17 de octubre de 2011 en el Palacio de Aiete de Donostia.

Esta trascendental cita fue respaldada por otras destacadas personalidades internacionales, entre ellas los principales agentes del proceso de paz irlandés, Tony Blair –quien no pudo acudir por hallarse en Oriente Medio–, Jonathan Powell, Gerry Adams y Bertie Ahern; la ex primera ministra de Noruega Gro Harlem Brundtland y el exministro de Interior francés Pierre Joxe, del PS.

El histórico apretón de manos de Anita Lopepe y Rufi Etxeberria con Annan en la Casa de la Paz vino a legitimar a la izquierda abertzale en momentos en que estaba en todas las listas negras. Preguntado sobre ese momento en una entrevista con GARA en octubre de ese año, Etxeberria manifestó que «más allá de lo personal, lo verdaderamente trascendente es que representábamos al conjunto de la izquierda abertzale».

En su discurso ante partidos y sindicatos vascos, Annan consideró que acabar con «el último conflicto armado de Europa» requiere «una valentía extraordinaria» a todas las partes y sustituir la violencia por «el diálogo y la política». Pidió «determinación e imaginación» para encontrar la salida, alertando de que sin liderazgo y compromiso la paz no durará.

Asimismo, en mayo de este año respaldó el Encuentro Internacional para Avanzar en la Resolución del Conflicto celebrado en el Palacio de Arnaga de Kanbo, en el que se dio a conocer la declaración final de ETA.

Tras conocerse su fallecimiento, el Foro Social subrayó en un comunicado que «el camino hacia la paz en Euskal Herria hubiera sido más difícil sin su acompañamiento».

«El País Vasco, sus instituciones, sus partidos políticos y su sociedad civil, hemos perdido un gran aliado en la construcción de nuestro proceso de paz. Su presencia en la Conferencia de Aiete y su aportación a la Conferencia de Kanbo, junto a múltiples gestiones más discretas realizadas todos estos años, han sido aportaciones que nunca olvidaremos», remarcó.

Sortu también se sumó a las condolencias y resaltó la labor de Annan a favor del proceso de paz, tanto públicamente como a nivel privado. «Fueron muchas las presiones del Estado español y de los diferentes poderes, pero nunca cambió su opinión. Siempre se mostró a favor de la resolución dialogada en Euskal Herria, en Catalunya y en todo el mundo». «Durante su vida, hizo una gran aportación a favor de un mundo mejor basado en los derechos humanos y contra la guerra. La izquierda abertzale y Euskal Herria tienen mucho que agradecer», añadió la formación independentista, que mostró su «más sentido pésame a la familia Annan, a su Fundación, a sus compañeros de la ONU y al pueblo de Ghana».

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, expresó su tristeza por el fallecimiento del diplomático ghanés, quien «jugó un papel crucial en el proceso de resolución del conflicto en Euskal Herria. Estaremos siempre agradecidos».

El lehendakari, Iñigo Urkullu, valoró su «aportación en favor de un mundo más unido, justo y mejor». «Daremos continuidad a tu camino de paz en todo el mundo», señaló. Recordó que en Aiete agradeció personalmente a Annan su «contribución para lograr el final definitivo del terrorismo de ETA».

El ex secretario general de la ONU también apoyó con su presencia los diálogos entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP. Lo hizo tanto en Colombia, donde se reunió con el expresidente Santos y las comisiones de Paz del Senado y de la Cámara de Representantes, como en Cuba, donde se entrevistó y fotografió con los negociadores jefes de la guerrilla y del Ejecutivo. «Lamento profundamente la muerte de Kofi Annan. Fue un gran amigo de Colombia y trabajó mucho por la paz de nuestro país. Una gran pérdida para el mundo», escribió ayer Santos en Twitter.

En su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz en 2001, Annan fijó tres prioridades para el siglo XXI: «Erradicar la pobreza, evitar los conflictos y fomentar la democracia». «Solo en un mundo libre de la pobreza todos los hombres y mujeres podrán aprovechar al máximo sus capacidades. Solo cuando se respeten los derechos individuales se podrán canalizar políticamente las diferencias para resolverlas pacíficamente. Solo en un entorno democrático que respete la diversidad y el diálogo podrán expresarse los individuos y conseguirse un gobierno propio con respeto a la libertad de asociación».

«He intentado situar al ser humano en el centro de todo lo que emprendemos: de la prevención de los conflictos al desarrollo, pasando por los derechos humanos», añadió.

Annan se opuso fervientemente a la invasión de Irak en 2003, tildándola de «ilegal» porque no fue avalada por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Criticó abiertamente al expresidente estadounidense George W. Bush. Recordó las palabras del expresidente Harry Truman –«la responsabilidad de los grandes Estados es servir y no dominar a los pueblos del mundo»–. Remarcó que la seguridad y el desarrollo mundial dependen, en última instancia, del respeto a los derechos humanos y al Estado de Derecho, por lo que los Estados deben cumplir las reglas establecidas entre ellos y con sus ciudadanos, una clara referencia a la ausencia de respaldo legal para la invasión de Irak. «Los derechos humanos y el imperio de la ley que son vitales para la seguridad y prosperidad global», afirmó. Annan llegó a la Secretaría General de la ONU con promesas de reforma de la organización y se marchó criticando su foro clave, el Consejo de Seguridad y el escaso peso en este órgano de los países en vías de desarrollo. «Refleja la realidad de 1945, no la del mundo de hoy», manifestó.

Tras finalizar sus dos mandatos al frente de la ONU fue nombrado enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, pero tiró la toalla cinco meses después. Acusó entonces a las grandes potencias de mantener persistentes divergencias que transformaron su mediación en «misión imposible».

En sus incansables gestiones a favor de la paz mundial, contribuyó a dar salida a la crisis política vivida en Kenia después de las elecciones de 2007, que causó una oleada de violencia que acabó con la vida de más de un millar de personas. Consiguió «reconciliar» al presidente, Mwai Kibaki, y al candidato derrotado en las urnas, Raila Odinga, quien denunció fraude.

Formó parte del grupo los Elders –término inglés que significa «los mayores o ancianos»– fundado por Nelson Mandela, a quien le unió una sólida amistad, para promover la paz y los derechos humanos.

La noticia de su muerte resonó en todo el mundo, especialmente en África y en su país natal. El presidente de Ghana decretó una semana de duelo nacional por «uno de nuestros más grandes compatriotas».