EDITORIALA

Aita Mari, aviso a tierra firme desde el mar

La conversión del atunero Aita Mari en un barco de rescate que operará en las costas de Libia, en el Mediterráneo, es una iniciativa reseñable. Este año al menos 1.730 personas, seis al día, han muerto en ese mar mientras intentaban cruzar hacia Europa huyendo de guerras o en busca de una vida mejor. En estos momentos es una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo. Este éxodo es una crisis humanitaria de primer orden. Para colmo, los gobiernos y las instituciones europeas han hecho dejación de los compromisos humanitarios más mínimos, han cedido a las presiones de la derecha y están dificultando aún más el salvamento de esas personas. En este contexto, el reflote para estas labores del Aita Mari supone un proyecto valiente y ejemplar. Ayer presentaron el barco adaptado en Getaria, su puerto cuando se dedicaba a la pesca. Es importante que la ciudadanía pueda ver con sus propios ojos en qué condiciones se da un salvamento de estas características, que al menos mentalmente sea consciente de a qué se enfrentan, lo que da la dimensión de qué escapan.

La ONG vasca Salvamento Marítimo Humanitario, compuesta entre otras por personas que han tomado parte en este tipo de rescates, es la impulsora de esta iniciativa. Para la reforma del barco han contado con el apoyo del Gobierno de Gasteiz y de otras instituciones. Se trata de una colaboración entre una sociedad civil dispuesta a compromisos mayores e instituciones que en este terreno es lo mínimo que deben hacer. Por eso, también, se trata de una propuesta interesante.

No obstante, las urgencias de esta crisis en la mar a miles de millas no deben hacer perder de vista que lo que las instituciones vascas mejor pueden hacer es, precisamente, facilitar y organizar la acogida de estas personas y familias en tierra. Es en ese terreno donde estamos viendo las mayores deficiencias, una gran falta de previsión y más excusas. Aita Mari puede convertirse en un faro, en un símbolo, pero es necesario que ilumine también una nueva política integral de acogida en tierras vascas.